¿Diálogo o negociación?
Hace unos días, en El País de 29/01/2007, FERNANDO SAVATER publicó un largo artículo titulado "El mito del diálogo". El filósofo vasco ha sufrido mucho por el tema del terrorismo, y me siento mal contradiciéndole. Pero hay algo que quisiera puntualizar.
Afirma que "se dialoga con los amigos y se negocia con los enemigos o adversarios. El diálogo supone aceptar una base común de valores, a partir de los cuales se discute para ver qué orientación común es preferible en tal o cual proyecto. En la negociación se contraponen fuerzas y se pretenden ventajas estratégicas: es un pulso, no un intercambio argumental." A partir de ahí obtiene una serie de conclusiones en las que no voy a entrar.
Sí me voy a referir a la definición de los conceptos, algo consustancial a mi trabajo, y que debería ser consustancial al del filósofo Savater. Savater sabe que en la técnica del diálogo de Platón, Sócrates o los sofistas se dialogaba con los amigos... y también con los enemigos o adversarios.
La distinción que presenta Savater no tiene fundamento. El diá-logo es, etimológicamente, el intercambio entre dos interlocutores de palabras y de argumentos. No implica necesariamente nada más. Eso sí, es un medio moralmente superior a otros modos de dirimir disensiones, disputas o diferencias que hayan producido con anterioridad violencia, terror o desencuentro.
Es la prerrogativa de los humanos en tanto que tales, y particularmente de quienes se autodenominan cristianos, el resolver los conflictos con la razón y la palabra, con el logos (de donde diálogo, lógica, etc.), y no con la violencia. Si no, como decía el vasco del chiste, "¿para qué vamos a discutir si lo podemos arreglar a hostias?".
Es verdad que hay que perseguir el crimen. Claro. Pero si la razón, la palabra, el diálogo o la lógica sirven para alcanzar el entendimiento y el fin del terror serán siempre un bien y nunca un mal. Hay que continuar con la acción policial de prevención y castigo del terrorismo. Pero si un diálogo político permite llegar a un entendimiento que le ponga fin, será algo siempre bueno.
Dialogar no es negociar. Y si explícitamente hay compromisos firmes de que no se harán cesiones políticas a cambio de la paz, éste diálogo no es una negociación, pues negociar implica intercambio de compromisos. Explícitamente se rechaza cualquier precio político en la declaración del Congreso de mayo de 2005 y en el anuncio del presidente de junio de 2006.
Afirma que "se dialoga con los amigos y se negocia con los enemigos o adversarios. El diálogo supone aceptar una base común de valores, a partir de los cuales se discute para ver qué orientación común es preferible en tal o cual proyecto. En la negociación se contraponen fuerzas y se pretenden ventajas estratégicas: es un pulso, no un intercambio argumental." A partir de ahí obtiene una serie de conclusiones en las que no voy a entrar.
Sí me voy a referir a la definición de los conceptos, algo consustancial a mi trabajo, y que debería ser consustancial al del filósofo Savater. Savater sabe que en la técnica del diálogo de Platón, Sócrates o los sofistas se dialogaba con los amigos... y también con los enemigos o adversarios.
La distinción que presenta Savater no tiene fundamento. El diá-logo es, etimológicamente, el intercambio entre dos interlocutores de palabras y de argumentos. No implica necesariamente nada más. Eso sí, es un medio moralmente superior a otros modos de dirimir disensiones, disputas o diferencias que hayan producido con anterioridad violencia, terror o desencuentro.
Es la prerrogativa de los humanos en tanto que tales, y particularmente de quienes se autodenominan cristianos, el resolver los conflictos con la razón y la palabra, con el logos (de donde diálogo, lógica, etc.), y no con la violencia. Si no, como decía el vasco del chiste, "¿para qué vamos a discutir si lo podemos arreglar a hostias?".
Es verdad que hay que perseguir el crimen. Claro. Pero si la razón, la palabra, el diálogo o la lógica sirven para alcanzar el entendimiento y el fin del terror serán siempre un bien y nunca un mal. Hay que continuar con la acción policial de prevención y castigo del terrorismo. Pero si un diálogo político permite llegar a un entendimiento que le ponga fin, será algo siempre bueno.
Dialogar no es negociar. Y si explícitamente hay compromisos firmes de que no se harán cesiones políticas a cambio de la paz, éste diálogo no es una negociación, pues negociar implica intercambio de compromisos. Explícitamente se rechaza cualquier precio político en la declaración del Congreso de mayo de 2005 y en el anuncio del presidente de junio de 2006.
Eso sí, como el presidente yo tampoco creo que sea viable ningún proceso de diálogo mientras ETA no dé "muestras inequívocas" de haber abandonado la estrategia terrorista. Dialogar con una pistola encima de la mesa no es dialogar.
4 comentarios:
Estupenda puntualización a Sabater y clarísima tu exposición de lo que el diálogo ES.
Quizá es el haber sufrido a causa del terrorismo,lo que conduce a Sabater, a pesar de ser un buen pensador en otros temas, a errar a menudo en sus aseveraciones en ese tema concreto.
Yo, que me he complacido mucho con alguno de sus escritos, últimamente lo encuentro alejado del juicio sereno propio de filósofos.
La verdad es que comparto contigo esa sensación. Creo que él trata de guardar una cierta equidistancia imposible desde la lógica entre el negacionismo montaraz del PP y el posibilismo utópico de los más radicales del PNV. En esta carrera, marcado por su afán de no permitir que se olviden los crímenes de ETA, criminaliza en cierta medida las actuaciones del PSOE, sometidas a indigna e injusta sospecha por quienes no aceptan que sean otros los que pongan fin al terror.
Es absolutamente inaceptable que,si no estás de acuerdo con la línea PP ello es porque eres "demasiado comprensivo" con ETA.
No veo yo por ningun lado un diálogo sin negociación, porque pienso que las posiciones de lo que interesa se conocen perfectamente.
Por desgracia, conociendo esas posiciones, tampoco veo la negociación por ningún lado, porque el estado español creo que ya cedió lo suficiente creando la autonomía vasca, y no puede desarrollarse mas mientras se siga matando. Por el otro lado, ya sabemos que quieren.
La intolerancia de la oposición y algunas organizaciones de victimas es inaceptable, pero era previsible y creo que se podía haber moderado algo antes de llegar a estos extremos.
Puede que tengas razón. Yo creo que habrá que dialogar CUANDO ELLOS RENUNCIEN DE MODO CLARO A ABANDONAR LA VIOLENCIA, no antes. En el diálogo se les explicará que sus aspiraciones políticas las pueden tener y defender como hacen todos los partidos en cuanto rechacen de modo claro el uso del terrorismo. Cuando lo hagan se legalizará su partido y podrán luchar por su independencia, como se supone que hace ERC. El problema no es su ideario político. Es que lo defiendan a tiros.
En el diálogo se puede aceptar acercar presos. Si la paz se estabiliza, yo aceptaría flexibilidad en el trato penitenciario (no ponerles en la calle, pero ser benévolos dentro de la legalidad).
Pero no hay ni puede negociación porque el terrorismo no puede ser premiado con ningún logro. Si el País Vasco logra el nivel de autonomía de Cataluña o el que sea será exclusivamente porque los vascos lo hayan querido y los españoles lo hayan ratificado.
Publicar un comentario