Slumdog millionaires
La historia va de un chaval habitante de las chabolas de Bombay que triunfa de modo sorprendente en un concurso televisivo, el típico concurso de preguntas de estilo trivial.
Las razones por las que esto me recuerda el caso Gürtel deben estar ocultas en las circunvoluciones de mi córtex neuronal. O dicho de otro modo, por ahí perdidas por el colodrillo. Pero más acuciante en mis mientes es el oscuro caso según el cual los líderes políticos del otrora partido de la sacrosanta limpieza, prefieren matar al mensajero y al estado de derecho, antes que amputar los miembros gangrenados de su organismo y confesar que son mortales.
Y eso que en realidad yo prefiero representantes políticos poliédricos, limitados, mortales y pecadores. Si quisiera santos varones y féminas incorruptos e incorruptibles, ideales ángeles de la perfección, no los buscaría bajo sigla alguna. Si quisiera un santoral, no lo buscaría en las papeletas amontonadas junto a urnas de cristal...
Tiene bemoles que una agrupación política que en sí misma es un conjunto de ciudadanos privados, por mucho que muchos de entre ellos ocupen puestos de responsabilidad pública, pretenda marcar el ritmo a un juez de la Audiencia Nacional. No sé si Baltasar Garzón debe o no debe inhibirse. No sé cuándo debe hacerlo. No sé si puede hacerlo estando de baja.
1 comentario:
Lo que sí que tiene bemoles es que el mismo que NO DIMITIÓ con la escandalosa gestión del accidente del yak-42 siga raca raca raca tras la dimisión de Bermejo. El famoso doble rasero, la paja en el ojo y tal y tal...
Remuá
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