Entrada larga y pesada sobre Kosovo (si la lees, siéntate)
En lugar de sepultar mi respuesta a los interesantes comentarios suscitados con la entrada anterior, la sacaré a la luz, publicándola como nuevo post.
Creo sinceramente que hay muchos puntos que deben ser reconsiderados a propósito de lo que decís, y teniendo en cuenta también cómo han seguido desarrollándose los acontecimientos a lo largo de la semana.Para empezar, permitidme que insista en que el asunto ha sido una torpeza política del gobierno. Pero no nos confundamos. Con esto no doy la razón a las críticas absurdas que hemos oído todos, incluido el fuego amigo. La actitud de PRISA en este asunto me chirría. No porque deban fidelidad al gobierno, que no la deben. Sino porque su insistencia machacona en el caso huele a vendetta por otros asuntos.
Es una torpeza política, la de Zapatero, porque se ha hecho de un modo en que el gobierno ha logrado poner de acuerdo en su contra a casi todos los medios, en cualquier caso. Ha tomado una decisión apoyada sin duda en la mayor parte de la opinión pública, pero dándole munición a la oposición política. Hacer lo que pedía el PP y pasar a la parrilla política con el PP a los mandos del fuego me parece una estúpida metedura de pata por hacer las cosas mal. Como a todos, eso sí, escuchar a Arístegui y su tendencia a la hipérbole estratosférica, o al senador del peinado increíble, escudero de sus señores, me produce una urticaria recidivante digna de atención.
Zapatero ha estado en el ostracismo político internacional por la decisión de dejar Irak cuando llegó al poder, no digerida por la batuta imperial, en manos de un ser rencoroso y antidemocrático. En el plano interior, las deslealtades de una oposición derechista regocijada llevaron estos sufrimientos al debate político. Yo apoyé, eso sí, la decisión de Zapatero y no acepté ni aceptaré nunca que no fuera incluso su obligación moral hacer lo que hizo.
La victoria de Obama era un balón de oxígeno, por fin. Obama ha mostrado ya, con más personalidad de la que le concedían los agoreros de siempre, cómo puede plantearse el imperio una política internacional siguiendo planteamientos progresistas, como la oferta de diálogo a Irán, el anuncio de la salida de Irak y del cierre de Guantánamo e incluso los comentarios acerca de una retirada futura de Afganistán y de tratar de llevar otro tipo de estrategias a este país.
Nunca he negado que el gobierno no tuviera derecho a decidir dejar Kosovo. Por supuesto que lo tiene. Y hay razones para defender la posición. Yo no creo que la decisión sea incontestable. Pero es defendible. No reconocer la independencia unilateral de Kosovo guarda una cierta coherencia con los problemas territoriales internos, aún sin resolver. Pero no es la única decisión posible. Para empezar, quizá los problemas territoriales internos se pudieran resolver con la concesión del derecho de autodeterminación, como hicieron los canadienses hace años con Quebec. También es una postura defendible en el plano político, aunque el terrorismo lo enturbie todo, hasta la razón.
En cualquier caso, el gobierno de España, en el nuevo tiempo de Obama, tenía que haber practicado política internacional, además de política nacional. Máxime al tomar una decisión que afecta a terceros países. Practicar política implica persuadir de la posición de uno o presentar la decisión de uno de un modo digno de respeto para los demás, aunque estos no la compartan.
He venido creyendo que nuestro gobierno aceptaría el incremento de la presencia de tropas en Afganistán en cuanto Obama lo insinuase. Hoy estoy aún más convencido. Quitarse de encima la monserga de que si nuestro país está alejado de las corrientes internacionales de poder es por culpa de las torpezas propias es un objetivo importante, o debería serlo, para Zapatero.
Cuando todo estaba en camino de solucionarse, se toman decisiones de gran alcance repentinamente y sin preparar en sus detalles. Algo de este calibre tendría que haber sido planteado al máximo nivel, con la petición de Moratinos y de Chacón de entrevistarse con sus homólogos en el gobierno de Obama.
En cualquier caso, me consta que todo esto se ha enmarcado en un intento de desviar la atención del caso Gürtel, así como en la empresa de cargarse a Chacón como sucesora in pectore de Zapatero. Pero, Dardo, el caso no da para tanto. Chacón está hoy tocada, pero no está hundida. Otra cosa es los movimientos que pueden o deben estarse produciendo en el seno del PSOE con vistas a la sucesión, que serán soterrados, sí, pero, haberlos los hay.
6 comentarios:
En esta página hay un artículo sobre el mismo asunto de un joven -aspirante a periodista-, que puede gustarte... ¿o no!
http://duendecritico.blogspot.com/
de fecha: 25/3/09
un beso. PAQUITA
Nada que objetar al análisis.
El Canuit
Las torpezas de unos son las cortinas de humo de las que se aprovechan los otros
Por acá lo hacen muy parecido.
Estoy de acuerdo, sobre todo en cuanto a lo de que tenían que haber valorado al menos mantener contactos a un alto nivel político. Algo hubiera mejorado el tema.
Independientemente del mayor, o menor, acuerdo que puedo tener con el contenido de su entrada, no estoy nada de acuerdo con el título, no es pesada, ni excesivamente larga. Dicho lo cual, discrepo con usted. No somos agoreros, somos realistas, el señor Obama, para mi fray Escoba es esencialmente el presidente de USA. Y los intereses de USA son radicalmente distintos del progreso social, político e internacional.
Gracias, Loc@. Sí, me ha gustado ese artículo. Gracias, Canuit, Black Arrow, Troyano.
Centeno, el título de la entrada es un afterthought que cumple con aquello de la captatio benevolentiae. Lo de la longitud tiene que ver con el medio blogosférico al que no acabo de adaptarme.
En cuanto a lo de los agoreros, me hace gracia que se dé usted por aludido, cuando efectivamente lo era. Pero su reflexión contiene una falacia, por definición: los intereses de los Estados Unidos son los intereses de un pueblo heterogéneo formado por 300 millones de seres humanos procedentes en última instancia de todos los rincones del planeta. Sus intereses no son, en sí mismos, ni tienen por qué, "distintos del progreso social, político o internacional".
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