Decisión política... ¡sí!

Todos los focos de la discusión los ha elegido la oposición conservadora. La propia discusión es motivada por la oposición conservadora, que es la que cree que tiene algo que ganar electoralmente así (esto ya se verá, no está tan claro). Incluso el propio procesamiento y posterior condena de De Juana por los famosos dos artículos los motiva la reacción de la reacción ante la inminente salida de prisión del reo al haber cumplido su condena por asesinato gracias a los beneficios y reducciones que le concedió el gobierno del PP a lo largo de ocho años. Dos años largos de reducciones. Incluso por la publicación de un libro mucho más amenazante que los artículos que le supusieron a la larga una nueva condena.

Los socialistas parece que se han visto sorprendidos por la magnitud de la ignominia, que llega al extremo incluso de la convocatoria de manifestaciones contra el gobierno ante las Embajadas españolas de Londres y Buenos Aires, como si esto no fuera internacionalizar el conflicto a la par que el ridículo. Lo primero que ha intentado es centrar la atención y aclarar que la decisión que toma es perfectamente legal (ante las acusaciones en sentido contrario) y que no es tan diferente a decisiones tomadas por los gobiernos de Aznar en circunstancias semejantes. Aún ayer el Pulsómetro revelaba que un 23% de españoles sigue creyendo que De Juana está en prisión por los asesinatos, de nuevo el esperpento de las sombras de la caverna, la realidad paralela. En fin, el gobierno se encuentra a la defensiva, en un quijotesco combate contra molinos de viento.

Pero tienen una tarea pendiente fundamental. Si pueden pasar de la posición de defensa (que implica que las líneas de discusión las decide el PP), a una posición de explicación y no justificación de sus motivos, podrán contarnos a todos que la decisión es además de legal y no inédita, una decisión política. Supongo que no es posible hoy explicar que esperan de ETA y Batasuna una contrapartida. Pero confío en que la respuesta de los abertzales llegará. A eso se refiere sin duda Rubalcaba al hablar de "una decisión inteligente". Esto es lo que la ciudadanía comprenderá mejor, especialmente si lo ve traducido en hechos.