Aristóteles, Política (1253a):

"Según esto es, pues, evidente, que la ciudad-estado es una cosa natural y que el hombre es por naturaleza un animal político o social; [....] Y la razón por la que el hombre es un animal político (zôon politikón) en mayor grado que cualquier abeja o cualquier animal gregario es evidente. La naturaleza, en efecto, según decimos, no hace nada sin un fin determinado; y el hombre es el único entre los animales que posee el don del lenguaje. La simple voz, es verdad, puede indicar pena y placer y, por tanto, la poseen también los demás animales -ya que su naturaleza se ha desarrollado hasta el punto de tener sensaciones de lo que es penoso o agradable y de poder significar esto los unos a los otros-; pero el lenguaje tiene el fin de indicar lo provechoso y lo nocivo y, por consiguiente, también lo justo y lo injusto, ya que es particular propiedad del hombre, que lo distingue de los demás animales, el ser el único que tiene la percepción del bien y del mal, de lo justo y lo injusto y de las demás cualidades morales, y es la comunidad y participación en estas cosas lo que hace una familia y una ciudad-estado."

domingo, 15 de abril de 2007

La religión en la Grecia antigua

Delfos
Animal político tiene que hacer honor a su santo patrón. Aristóteles. La Grecia antigua ha tenido por ahora poca presencia real en esta bitácora, pero me comprometo a ofreceros periódicamente reflexiones desde ese ámbito de las que se puedan extraer enseñanzas para el análisis de nuestra polis contemporánea. Hoy me parece un buen día. La actualidad política me tiene un poco hastiado y no quiero repetirme mucho. Vamos a echar un vistazo a la capacidad de análisis que muestran los griegos antiguos para con sus creencias y sus modelos vitales.
Ya desde la antigüedad griega uno de los principales 'usos' que se dio a la mitología tradicional, ese conjunto de relatos y de mitos que constituye una fuente esencial a la vez para la religión y para la literatura helenas, es el de paradigma, ejemplo, modelo de vida. Como dice Carlos García Gual, el “mito es un relato tradicional que refiere la actuación memorable y ejemplar de unos personajes extraordinarios en un tiempo prestigioso y lejano”.
El mito ocupa de hecho un lugar central en la educación antigua, y se constituyó en una fuente continua de reflexión moral. Entre las tareas atribuidas tradicionalmente al gramático (maestro), el mito proporciona a la escuela una enorme cantidad de material especialmente en lo concerniente a la tarea llamada juicio (krísis). La orientación de este juicio no es fundamentalmente estética, sino de carácter moral. Es una búsqueda de la virtud (areté), o dicho de modo más 'moderno', de la moraleja de un relato.
Pero los mitos clásicos no son exactamente un conjunto de inocentes cuentos infantiles. Contienen muchos aspectos susceptibles de no ser considerados apropiados para mentes que se están formando (violaciones, asesinatos, robos...). En las escuelas griegas, de hecho, sin que pueda quizá hablarse de 'censura' pura y dura, los maestros seleccionaban para los niños pasajes llenos de lo que ellos consideraban ejemplos poéticos nobles y con hermosos modelos de conducta.
Uno de los atractivos más seductores de la Grecia clásica es lo lúcidamente modernas que resultan muchas reflexiones críticas. Así, muchos de los valores morales que traslucen los mitos, estos exempla, eran comprendidos con dificultades ya por los griegos antiguos. Si los personajes divinos han de constituir modelos de vida y los dioses violan doncellas, roban, matan, son vengativos y perversos, etc., hay algo que "no casa". Y de ahí pudo Eurípides decir: “Si los dioses hacen algo vergonzoso, no son dioses”, en un rapto de libertad de expresión sin consecuencias realmente admirable. Pero es que los griegos no creían que su teología fuese de origen divino. Heródoto (II 53, 5-8) dice de Homero y Hesíodo: "ellos son los que han creado la teogonía para los griegos y los que han dado los nombres a los dioses y han descrito sus formas". Ello facilita la crítica al mito tradicional, pues no es atacar algo divino en origen (como los libros sagrados de las grandes religiones monoteístas), sino atacar a autores de carne y hueso. Incluso esas críticas podían verse como un pío intento de restituir la verdad.
Existe una larga lista de autores que se permiten hacer críticas más o menos claras a esa teología tradicional. Convencidos de que los poetas antiguos habían creado la mitología, se creían con el mismo derecho que ellos de recrearla. Así, Homero dice en la Odisea (XX 201ss.):
No hay deidad más funesta que tú, padre Zeus, que no tienes
compasión de los hombres: después de engendrarlos tú mismo,
en desgracias los sumes y en penas crueles…

Pero es Jenófanes, en el siglo VI a. de C., quizá el primero en atacar con claridad y explícitamente la teología mítica tradicional. Nos cuenta lleno de ira: "Homero y Hesíodo han atribuido a los dioses todo aquello que, entre los mortales, está sujeto a la vergüenza y a la culpa: robo, adulterio y engaño mutuo". Sus afirmaciones son rotundas: ningún hombre sabe ni sabrá nada seguro nunca en lo que se refiere a los dioses. Así todo lo que se cuenta de ellos no es 'científico', sino que se trata solamente de creencias, por lo demás absurdas para él. Ataca frontalmente el antropomorfismo de los dioses en la fe popular y en los autores anteriores: "los mortales creen que los dioses nacen como ellos, que tienen sus ropas, sus voces y sus cuerpos"; "los etíopes retratan a sus dioses negros y chatos, los tracios con los ojos azules y pelirrojos"; "si los bueyes, los caballos y los leones tuviesen manos y supiesen dibujar como los hombres, representarían también las formas y los cuerpos de los dioses tal y como son ellos mismos: los caballos los harían a semejanza de los caballos y los bueyes a la de los bueyes".
Puede decirse más alto pero no más claro. Pero un paso adelante lo da Critias, al cuestionar claramente la propia existencia de los dioses. Es llamativo por su claridad su texto acerca de la "invención" de los dioses por parte de un hombre sabio para combatir los delitos ("un hombre sabio y muy listo tuvo la idea / de inventar el temor a los dioses para los mortales, para / que los malos temieran si incluso en secreto / hacían, decían o pensaban algo"). El inventor es un mentiroso: "con estas historias / introdujo la más placentera de las enseñanzas, / y ocultó la verdad con un cuento falso". Tales afirmaciones no las hace Critias, sino Sísifo, el impío. Pero sus palabras serían compartidas por muchos y harían reflexionar a muchos otros. Todo un manifiesto de agnosticismo quinientos años antes de Cristo.
Paradójicamente, Sócrates fue acusado de impiedad por "poner en duda la existencia de los dioses tradicionales", y tomó la cicuta rodeado de sus fieles discípulos en una última lección moral inolvidable para ellos y para Occidente. Incluso en Grecia se podía caer en desgracia por problemas de conciencia.

8 comentarios:

Maripuchi dijo...

Yo, que carezco absolutamente de fe, alguna vez me he cuestionado no la fe en sí, que soy incapaz de tener... sino, el que otras personas la tengan.

Algo así como cómo es posible que tal o tal o tal persona, a las que considero inteligentes, formadas, etc, crean en tal o cual religión...

Al final, siempre considero que mis pensamientos son tan prepotentes que los hago callar en mi mente.

Abrazos.

Santiago Bergantinhos dijo...

Desde luego no te has buscado mal santo patrón. Yo en mi bitácora me encomendé a San Renato Cartesio y de momento no me ha ido mal.

Lo de Aristóteles siempre me hace gracia cuando oigo hablar a los randianos y otra gente que se proclaman a sí mismos seguidores de una reflexión filosófica inmaculada que parte directamente de Aristóteles, como si el resto de los "errores de la filosofía" no hubiesen existido. Pequeños detalles como que el mismo pensamiento aristotélico nos haya llegado mediado y contaminado de mil maneras y con mil interpretaciones posteriores parece que no les afectan. Por si fuera poco nunca he terminado de entender cómo se proclaman seguidores de Aristóteles cuando una de las pretensiones del liberalismo flipado es acabar con la política tal como la entendemos al dejar de haber ideas y quedar sólo los intereses personales, y suplantar toda experiencia humana en términos económicos, lo que a Aristóteles hubiese provocado un soponcio. En fin... animalicos.

animalpolítico dijo...

Maripuchi, son pensamientos, son sensaciones o impresiones que, imagino, está en nuestro tiempo bastante generalizadas. Pero nuestro tiempo, aunque a veces no nos lo parezca, es un tiempo y un lugar en donde las conciencias pueden florecer y florecen libres. No hace falta que recordemos qué te / nos hubiera pasado expresando ideas así en España en los siglos XV, XVI, XVII, XVIII, XIX y la mayor parte del XX (salvo los escuetos años de la segunda república y el último cuarto del siglo).

Lo admirable es esa Grecia arcaica que tolera a Jenófanes. O esa Grecia ya en el umbral de la época clásica, que tolera el agnosticismo de Critias... ¡quinientos años antes de Cristo! Por no hablar de las comedias pacifistas de Aristóteles en plena guerra del Peloponeso, con críticas y sátiras durísimas de políticos en activo. "Give peace a chance", de John Lennon fue prohibida en el Reino Unido durante la guerra del Golfo.

animalpolítico dijo...

No quiero yo decir que yo sea el más listo y sabio del mundo (aunque andaré cerca ;) ), pero es cierto, Supersantiego, que las interpretaciones que se hacen de Aristóteles o de Platón, etc., en medios contemporáneos son a menudo sonrojantes.

A propósito de ello me viene algo a la mente; una confesión de una fobia personal: Sánchez Dragó. No lo soporto. Un individuo que "va" de sabio, con sus gafitas cabalgando en la mitad de la nariz y el atril para el libro. Un individuo que sentencia sobre todo lo divino y lo humano y a quien he oido opinar de un modo muy ligero y muy incorrecto acerca de Platón. El mismo que titula un libro de éxito con dos nombres, uno en nominativo y otro en genitivo (Gárgoris y Habidis, por "Gárgoris y Habis"), y que ahora se ha convertido en la última coartada de la pseudo-liberal mayor del reino, la esperanza blanca de la derechona.

Gracias por tus sustanciosas opiniones. Que no me sorprenden dado el volumen desmesurado de tus producciones "blogueras". ¿Cómo puedes escribir tanto y de un modo tan pluridimensional?

Santiago Bergantinhos dijo...

Que no me deis coba... que me lo termino creyendo. De Dragó también he rajado algo, aunque se tiene que morder uno la lengua y recordar que no hay que alimentar al troll. Todo el mundo lo conoce, pero yo no

La verdad es que mi vida intelectual es un maremágnum considerable. Lo de escribir mucho es cosa de práctica, ya que se supone que soy escritor, y es puro entrenamiento: cuando uno se acostumbra a andar muchos kilómetros al día o a escribir muchas frases, es relativamente fácil. Y eso que por razones diversas perdí bastante fondo al dejarlo durante algún tiempo, y sólo ahora estoy recuperando algo de ritmo.

Por otro lado no es de extrañar que pegue en varios palos: originalmente fui estudiante de ciencias duras, luego me pasé a las humanidades (se supone que soy antropólogo o algo así) y al final profesionalmente he acabado en la ingeniería pura y dura, donde me divierto más que nadie al descolocar a mis compañeros o jefes con declaraciones a las que sencillamente no están nada acostumbrados. Digamos que me gusta hacer tanto en el mundo friki como en mi experiencia profesional un verdadero "trabajo de campo".

Gracchus Babeuf dijo...

Siempre me asombró lo 'modernos' que nos parecen muchos de los clásicos. Siento debilidad personal por Protágoras.

animalpolítico dijo...

SuperSanti,

Aún así, visitar de vez en cuando tu blog y ver cómo ha cambiado el paisaje desde la vez anterior con varias y larguísimas entradas nuevas, meditadas y sesudas, produce una impresión especial, yo diría incluso que estupefaciente...

Me ha interesado mucho tu post sobre S. Dragó, que no conocía.

A menudo me pregunto qué más podríamos contribuir a hacer para desenmascarar a tipos así y todos sus congéneres. Es algo frutrante, y aunque acepto como una idea digna de la máxima consideración tu afirmación de que "la gilipollez de Dragó es una constante del Universo, y que por tanto luchar contra ella sólo puede ser motivo de desilusiones y frustración. Es algo con lo que hay que aprender a vivir, nada más", no obstante, seré muy rebelde o será que el mundo me hizo así, pero no me resigno. Yo lo(s) denunciaré y tendré un eco muy limitado. Pero al menos yo (egoge) y aquellos a quienes llegue mi voz lo oirán.

Y quizá eso no me desilusione ni me frustre. Más bien me hará más libre.

Naide dijo...

La sociedad civil nunca ha sabido competir con las religiones. Me di cuenta la primera vez que fuí a una boda civil, adivinad el sentimiento general de los invitados cuando la comparaban con la pomposidad ritual de una boda religiosa y no hablo de católicos convencidos. Mientras las religiones canonizan santos, ¿Qué hace la sociedad civil con aquellos hombres (y mujeres;) que han destacado por sus valores éticos?

Excelente lección la de hoy maestro, reivindiquemos nuestros "mitos" en los que el hombre está muy por encima de cualquier dios.