Aristóteles, Política (1253a):

"Según esto es, pues, evidente, que la ciudad-estado es una cosa natural y que el hombre es por naturaleza un animal político o social; [....] Y la razón por la que el hombre es un animal político (zôon politikón) en mayor grado que cualquier abeja o cualquier animal gregario es evidente. La naturaleza, en efecto, según decimos, no hace nada sin un fin determinado; y el hombre es el único entre los animales que posee el don del lenguaje. La simple voz, es verdad, puede indicar pena y placer y, por tanto, la poseen también los demás animales -ya que su naturaleza se ha desarrollado hasta el punto de tener sensaciones de lo que es penoso o agradable y de poder significar esto los unos a los otros-; pero el lenguaje tiene el fin de indicar lo provechoso y lo nocivo y, por consiguiente, también lo justo y lo injusto, ya que es particular propiedad del hombre, que lo distingue de los demás animales, el ser el único que tiene la percepción del bien y del mal, de lo justo y lo injusto y de las demás cualidades morales, y es la comunidad y participación en estas cosas lo que hace una familia y una ciudad-estado."

viernes, 14 de septiembre de 2007

El nacimiento de Afrodita

W. A. Bouguereau, 1879
"...En primer lugar existió el Caos. Después Gea (1) la de amplio pecho, sede siempre segura de todos los inmortales que habitan la nevada cumbre del Olimpo. En el fondo de la tierra de anchos caminos existió el tenebroso Tártaro. Por último, Eros (2), el más hermoso entre los dioses inmortales, que afloja los miembros y cautiva de todos los dioses y todos los hombres el corazón y la sensata voluntad en sus pechos. Del Caos surgieron Érebo y la negra Noche. De la Noche a su vez nacieron el Éter y el Día, a los que alumbró preñada en contacto amoroso con Érebo. Gea alumbró primero al estrellado Urano (3) con sus mismas proporciones, para que la contuviera por todas partes y poder ser así sede siempre segura para los felices dioses. También dio a luz a las grandes Montañas, deliciosa morada de diosas, las Ninfas que habitan en los boscosos montes. Ella igualmente parió al estéril piélago de agitadas olas, el Ponto, sin mediar el grato comercio.

Luego, acostada con Urano, alumbró a Océano de profundas corrientes, a Ceo, a Crío, a Hiperión, a Jápeto, a Tea, a Rea, a Temis, a Mnemósine, a Febe de áurea corona y a la amable Tetis. Después de ellos nació el más joven, Cronos, de mente retorcida, el más terrible de los hijos y se llenó de un intenso odio hacia su padre. Dio a luz además a los Cíclopes de soberbio espíritu, a Brontes, a Estéropes y al violento Arges, que regalaron a Zeus el trueno y le fabricaron el rayo. Éstos en lo demás eran semejantes a los dioses, pero en medio de su frente había un solo ojo. Cíclopes era su nombre por eponimia, ya que efectívamente, un solo ojo completamente redondo se hallaba en su frente. El vigor, la fuerza y los recursos presidían sus actos. También de Gea y Urano nacieron otros tres hijos enormes y violentos cuyo nombre no debe pronunciarse: Coto, Briareo y Giges, monstruosos engendros. Cien brazos informes salían agitadamente de sus hombros y a cada uno le nacían cincuenta cabezas de los hombros, sobre robustos miembros. Una fuerza terriblemente poderosa se albergaba en su enorme cuerpo.

Pues bien, cuantos nacieron de Gea y Urano, los hijos más terribles, estaban irritados con su padre desde siempre. Y cada vez que alguno de ellos estaba a punto de nacer, Urano los retenía a todos ocultos en el seno de Gea sin dejarles salir a la luz y se gozaba cínicamente con su malvada acción. La monstruosa Gea, a punto de reventar, se quejaba en su interior y urdió una cruel artimaña. Produciendo al punto un tipo de brillante acero, forjó una enorme hoz y luego explicó el plan a sus hijos. Armada de valor dijo afligida en su corazón: “¡Hijos míos y de soberbio padre! Si queréis seguir mis instrucciones, podremos vengar el cruel ultraje de vuestro padre; pues él fue el primero en maquinar odiosas acciones.” Así habló y lógicamente un temor los dominó a todos y ninguno de ellos se atrevió a hablar. Mas el poderoso Cronos, de mente retorcida, armado de valor, al punto respondió con estas palabras a su prudente madre: “Madre, yo podría, lo prometo, realizar dicha empresa, ya que no siento piedad por nuestro abominable padre; pues él fue el primero en maquinar odiosas acciones.” Así hablo. La monstruosa Gea se alegró mucho en su corazón y le apostó secretamente en emboscada. Puso en sus manos una hoz de agudos dientes y disimuló perfectamente la trampa. Vino el poderoso Urano conduciendo la noche, se echó sobre la tierra ansioso de amor y se extendió por todas partes. El hijo, saliendo de su escondite, logró alcanzarle con la mano izquierda, empuñó con la derecha la prodigiosa hoz, enorme y de afilados dientes, y apresuradamente segó los genitales de su padre y luego los arrojó a la ventura por detrás. No en vano escaparon aquéllos de su mano. Pues cuantas gotas de sangre salpicaron, todas las recogió Gea. Y al completarse un año, dio a luz a las poderosas Erinias, a los altos Gigantes de resplandecientes armas, que sostienen en su mano largas lanzas, y a las Ninfas que llaman Melias sobre la tierra ilimitada. En cuanto a los genitales, desde el mismo instante en que los cercenó con el acero y los arrojó lejos del continente en el tempestuoso ponto, fueron luego llevados por el piélago durante mucho tiempo. A su alrededor surgía del miembro inmortal una blanca espuma y en medio de ella nació una doncella. Primero navegó hacia la divina Citera y desde allí se dirigió después a Chipre rodeada de corrientes. Salió del mar la augusta y bella diosa, y bajo sus delicados pies crecía la hierba en torno. Afrodita la llaman los dioses y hombres, porque nació en medio de la espuma (4), y también Citerea, porque se dirigió a Citera. Ciprogénea, porque nació en Chipre de muchas olas, y Filomedea, porque surgió de los genitales. La acompañó Eros y la siguió el bello Hímero (5) al principio cuando nació, y luego en su marcha hacia la tribu de los dioses. Y estas atribuciones posee desde el principio y ha recibido como lote entre los hombres y dioses inmortales: las intimidades con doncellas, las sonrisas, los engaños, el dulce placer, el amor y la dulzura..."
(Hesíodo, Teogonía).



1. La Tierra.
2. El amor físico.
3. El cielo.
4. Griego ἀφρός (aphrós): "espuma".
5. El deseo.


Hesíodo es un poeta griego que vivió en la segunda mitad del S. VIII a. C., el segundo gran poeta, cronológicamente hablando, de la antigüedad helena, tras Homero. Sus obras principales son Los trabajos y los días y la Teogonía, que explica el origen del universo y la genealogía de los dioses.

En la mitología griega, Afrodita (en griego antiguo Ἀφροδίτη) es la diosa del amor, la lujuria, la belleza y la sexualidad. Aunque a menudo se alude a ella en la cultura moderna como «la diosa del amor», es importante señalar que no era el amor en el sentido cristiano o romántico, sino específicamente Eros (atracción física o sexual). Su equivalente romana es la diosa Venus.

10 comentarios:

Adivagar dijo...

Magnífica entrada, Animal. Como a casi todo el mundo, siempre me ha gustado conocer la mitología, griega, romana, humana en general. El ser aficionado a la astronomía te hace conocer muchas de estas historias, sobre Urano, Venus, Plutón y Caronte, Ceres, Marte con Fobos y Deimos... Interesantísimas historias que nos muestran la inquietud humana por explicar nuestra existencia y los secretos de la naturaleza, que al fin y al cabo es el fin último de toda mitología.

Naveganterojo dijo...

Cuidado con la foto,pues pueden denunciarte a la inquisicion por pornografico.
Tendrias que haber usado el photoshop para hacerla algun retoque,por ejemplo...con un vestido de HACE DOS SIGLOS,ja,ja.
Salud

Blanca dijo...

Cualquier hitoria mitológica, sea profana o sagrada, es más que entretenida y explica muy bien de dónde venimos y a dónde pretendemos ir.

Un paseo por la Biblia, la antigua Historia Sagrada de nuestra infancia, es muy divertida y explicativa de los deseos e inquietudes del ser humano por explicarse lo que es tan difícil de llegar a comprender.

Muy buen y resumido paseo, animal.

animalpolítico dijo...

Muchas gracias, Adivagar. Estoy muy de acuerdo contigo. Y la relación con la astronomía es evidente.

La mitología siempre ha sido una gran debilidad mía. Y quizá peque de pesado en proponer el tema aquí.

La Teogonía es una obra relativamente complicada y para leerla hay que llenarse de paciencia, algo muy poco habitual hoy, e incompatible probablemente con la red.

Lo que parece claro es que una abalancha de comentarios no es suscitado precisamente con este tema. Es un buen termómetro.

Garib me dice que no debería tratar siempre de política. Pero cuando me desvío capto menor interés en los lectores. Es un hecho.

animalpolítico dijo...

Gracias Navegante. Gracias, Blanca. Sí, yo en mis clases de Mitología incentivaba que los alumnos comparasen los mitos clásicos con el Antiguo Testamento, o las mitologías germánica, céltica, india, amerindia...

Es una discusión muy ilustrativa en clase, y les abre mucho los ojos al relativismo de muchas ideas, y a lo universal de otras, definiendo el terreno de la moral.

Dardo dijo...

Animal; ¡qué delicia apologética de Filomedea (desconocía este otro nombre; pero lo hago mío ipso facto)!.

¿No te da la impresión que en la realidad de la prensa rosa se da hoy este contubernio genealógico?.

En esta primitiva teología (esta teogonía) no obstante hay un avance en la intuición de lo divino (lo antropomórfico -nuestra "imagen y semejanza").

Tengo la intuición que esta entrada es el pórtico para traspasar todo este plantel divino a la arena de la actualidad política. ¿Te resistirás, amigo?.

De quien no te podrás librar, así como así, es de éste tu fiel cancerbero tartáreo.

Adivagar dijo...

Animal, desde mi punto de vista debemos escribir en los blogs para satisfacción propia. Evidentemente me gusta que lean y comenten mis entradas, pero el placer de escribir sobre lo que te gusta no te lo debe quitar nadie. La política da pie a muchas más disputas, pero este tipo de entradas son una delicia, aunque tengan menos comentarios.

Un saludo!

Dardo dijo...

O sea, mi querido Adivagar, ¿qué tú también pecas de "vanitas"?.

¡No seamos tan crueles con nosotros mismos!. En el fondo está el anhelo de encontrarnos en y con los demás.

Blanca dijo...

Estoy con Adivagar, uno escribe lo que quiere plasmar, según su estado de ánimo, simplemente porque sí, para dar a conocer los conocimientos que uno tiene, porque sería muy egoísta no hacerlo, para comentar una actualidad, para acrecentar el ego en algún momento o por lo que os parezca.

A mí, particularmente, estas entradas me encantan, soy fan de adivagar por ello, porque además le adorna la sencillez expositiva y es una delicia aprender temas áridos como su fueran cuentos para niños.

Lo mismo digo de tus entradas, animal... me prende la exposición que sueles hacer antes de la última línea, que es la que tu quieres que quede. Y no me canso de leeros porque siempre son interesantes, muy divertidas muchas veces y aprendo un montón o me reafirmo en lo que casi he olvidado.

Te aliento a seguir tambien esta ruta.

Un besín

animalpolítico dijo...

Sí, no quiero que penséis que el hecho de tener menos comentarios en un tipo de entradas que en otras va a modificar la elección de tema en mi caso.

El blog es para mí una salida a ideas que lleva uno dentro. Además de marear a toda la gente de mi entorno que me quiera escuchar, hay algo dentro de mí que me impulsa a escribir, actividad que me permite pensar y entender mejor muchos asuntos.

Es evidente que mi blog es político sobre todo. En cierto modo eso motivó su nacimiento. Pero hay días y días, estados de ánimo y estados de ánimo.

Y esta entrada la escribí 'a deshoras', plasmando otra de mis pasiones. La literatura, la mitología, otros pueblos, otras culturas, otros tiempos.

Animal es así.