Aristóteles, Política (1253a):

"Según esto es, pues, evidente, que la ciudad-estado es una cosa natural y que el hombre es por naturaleza un animal político o social; [....] Y la razón por la que el hombre es un animal político (zôon politikón) en mayor grado que cualquier abeja o cualquier animal gregario es evidente. La naturaleza, en efecto, según decimos, no hace nada sin un fin determinado; y el hombre es el único entre los animales que posee el don del lenguaje. La simple voz, es verdad, puede indicar pena y placer y, por tanto, la poseen también los demás animales -ya que su naturaleza se ha desarrollado hasta el punto de tener sensaciones de lo que es penoso o agradable y de poder significar esto los unos a los otros-; pero el lenguaje tiene el fin de indicar lo provechoso y lo nocivo y, por consiguiente, también lo justo y lo injusto, ya que es particular propiedad del hombre, que lo distingue de los demás animales, el ser el único que tiene la percepción del bien y del mal, de lo justo y lo injusto y de las demás cualidades morales, y es la comunidad y participación en estas cosas lo que hace una familia y una ciudad-estado."

domingo, 18 de noviembre de 2007

La soledad


Los intentos de presión/ reacción mediáticos no vivieron con ése su primer episodio. Cuando no habían pasado ni doce horas del final del juicio, y dado que el visto para sentencia se pronunció casi con nocturnidad, las tertulias de radio y televisión se emplearon a fondo.

En la de la Cope se incluyó el programa semanal dedicado a comentar el proceso. Una sección que se había mantenido durante meses. Fue en ese espacio en el que se produjo el siguiente mano a mano entre Federico Jiménez Losantos y Pedro J. Ramírez, el director de El Mundo.

Federico Jiménez Losantos.—Hay que reconocerle la... [a Gómez Bermúdez], luego pasteleará o no pasteleará. Yo no soy optimista porque cada vez que veo un juez me echo a temblar y ya, si veo a tres juntos...

Pedro J. Ramírez.—Hay un problema. Estos magistrados... El ascenso de estos tres jueces al Supremo depende de los votos de la que será la mayoría del PSOE [se entiende en el Consejo General del Poder Judicial) y, cada uno... Quien ha elegido la magistratura quiere ascender y a todo el mundo le gusta que se le reconozca su mérito profesional. También es verdad que pocas veces se puede decir que en manos de tres hombres está la conciencia de la nación y que se trata de que ellos sean consecuentes y que sepan que cuando dictan sentencia ellos encarnan la
Justicia.

F.J.L.- Yo lo que haría es guardar... porque si no hasta el calendario electoral va a depender de la sentencia...

Pedro J.R.—(...) Sea cual sea la sentencia, nosotros vamos a seguir dedicando a nuestros mejores periodistas (...)

F.J.L.—Las carreras de ellos dependen, como decía Pedro J… El hecho es que han probado el halago. No es lo mismo haber recibido de Prisa sólo bofetadas... Ahora es que la derecha no se queja y la izquierda nos ama. Es una tentación notable. Ha conseguido, como el gran actor que es House —aparte de buen juez—, que diga lo que diga se puede permitir hacer Justicia porque se ha legitimado...

Pedro J.—Sí, pero si la sentencia no le gusta al PSOE, este señor, que hace tiempo que ha hecho méritos para ello [Gómez Bermúdez], no llegará a la Sala Penal del Tribunal Supremo hasta el borde de la jubilación y, y... Es decir, que la realidad... Yo estoy convencido de que estamos hablando de una persona que tiene ideales, pero seguro que habrá a su alrededor familiares, amigos que le dirán ¡oye!, ¡pero no seas tonto!...

Una conversación meritoria porque resume prácticamente todos los elementos de presión posibles, a saber, la represalia, la regalía, el halago, la opinión pública y los medios de comunicación y, por último, el regalo envenenado: si lo que haces no me gusta, será porque alguno de los anteriores ha hecho efecto. Un círculo diabólico porque ante todo el cúmulo de presiones que, según se exhibe y se argumenta, puede realizar la otra parte, sólo una solución que avale mis posturas implicará la bondad ética, profesional y personal de los jueces. Y ésa es, evidentemente, otra forma de presión.

Sólo que los magistrados ya cuentan con todo ello. Llevan años contando con todo ello. Este enjuiciamiento lo tiene todo en grado exacerbado, pero el juez Bermúdez, en eso, siempre ha sido tajante: «Un juez es por definición un profesional de la presión», y no lo dice en vano. La por antonomasia del juez se llama responsabilidad.

«Hay que hacer un esfuerzo enorme por el que tú te sitúas voluntariamente extramuros de esa realidad —me explicaba Javier hablando de este proceso—. Bloqueas para que nada de eso afecte a tu capacidad de resolución.» Incluso iba más allá: «Todas esas presiones, desde la cariñosa de las víctimas, a la social, los sectores de opinión o los grandes mensajes de ánimo de los políticos en realidad para un juez se traducen en una gran responsabilidad. En cualquier asunto penal la responsabilidad se reduce, nada más y nada menos, a no equivocarte sobre la culpabilidad o inocencia de seres humanos. En este asunto la responsabilidad es inmensa porque no sólo depende eso, sino que además eres de alguna manera responsable del prestigio de la Audiencia Nacional, de la judicatura española, de la imagen de nuestra Justicia en el mundo... o al menos eso dicen».

Elisa Beni La soledad del juzgador, Madrid, 2007, cap. 23.

Elisa Beni es la mujer del juez Javier Gómez Bermúdez, encargado del juicio del 11-M. Su libro sale a la venta esta semana.

10 comentarios:

Blanca dijo...

Te recomiendo leas el editorial o el artículo de fondo, no sé muy bien qué es, de Pedro J. en El Mundo. (Hay un resumen en El Plural)

Entre el resultado del juicio del 11-M y la inactividad, forzada o no, de ETA, al PP no le queda el más mínimo argumento.

Llevan casi cuatro años en la nada y en la nada se van a quedar... hasta el director de El Mundo aventura una mayoría absoluta del PSOE...

Anónimo dijo...

Sí, la he leído, es demoledora para el PP. Pedro J., como el cobarde listo que es, está intentando salir del pantano haciéndoles, (a buenas horas¡) la autocrítica al PP. Él, que ha sido guía y señor de la estrategia política de la derecha¡

En fin... cosas veredes.

En cuanto al libro de la señora del juez... la verdad, la primera opinión es de que aquí todo el mundo hace negocio con el 11M y hasta el más tonto (o listo) escribe libros. Por otro lado, no sé..., me parece de poca sensibilidad sacar un libro sobre el 11M estando la tragedia tan reciente... ¿por qué no esperar un poco más a ver las cosas con auténtica perspectiva?, ¿y perder el momento más jugoso del negocio? claro, claro.

Blanca dijo...

El tema del libro, sacado recién terminado el juicio, da idea de la moralidad bajo mínimos en que está inmersa España.

Y no es que me parezca que el juez no se haya comportado como debía en el juicio, sino en que aprecia demasiado los gananciales como para dejar que pase un poco de tiempo para lucrarse con las ventas de sus "impresiones" desde dentro. Hay que ser menos zafio, carajo.

Gonover dijo...

Estoy con vosotros, no me parece lógico que esta señora edite un libro de esta temática.

Tampoco sé si ha escrito más libros y, en ese caso, si se veía venir o no.

Lo de Pedro J., bueno, se ha equivocado últimamente más que una escopeta de feria...

animalpolítico dijo...

A mí tampoco me parece correcta la publicación de este libro, aunque la autora haya sido escrupulosa en la separación de temas de los que no es oportuno hablar.

Pero tengo que decir también que hay mucha gente que se ha lucrado y que ha buscado beneficios de otro tipo con el juicio (El Mundo, la COPE...), y que en cierto modo es legítimo que estas personas que han sufrido con el caso dejen oir su voz de algún modo.

En cualquier caso, el fragmento que destaco, adelantado en la web de la SER me parece de gran interés.

Lo de Pedro J., Blanca, es ya inenarrable... Mañana le dedicaré más atención.

Saludos

Anónimo dijo...

De acuerdo con la inoportunidad del libro. Por otra parte, me gustaría opinar que los personajes de la conversación radiofónica (PJR y FJL), cuando hablan de cómo son los jueces, en realidad están hablando de sí mismos. En psicología, se llama “proyección”.

Tomando el calificativo que ha usado Blanca, estos dos individuos son “zafios”. Por lo tanto, para ellos todo el mundo es zafio, incluso los jueces. Según estos dos, los jueces funcionan a tenor de sus propios intereses e influencias.

En realidad, quienes funcionen así son PJR y FJL, pero ellos se proyectan en los jueces.

Anónimo dijo...

Lo peor para mí es la frase: “cada vez que veo un juez me echo a temblar y ya, si veo a tres juntos...” Ya que estamos, podría haber dicho: “cada vez que veo un juez saco mi pistola”. ¿Cómo puede ser que un periodista profesional famoso y escuchado denigre a la Justicia y siembre la desconfianza en una sociedad democrática de un país desarrollado? ¿Que dé por hecho que la Justicia no existe? Si no cree en la Justicia, ¿qué propone? A veces parece que el anarquismo del siglo XXI procede de la derecha.

Blanca dijo...

Entre las múltiples querellas que ese tío bajito tiene que atender en los próximos tiempos, debería haber otra más de la judicatura, porque es inadmisible que diga públicamente las barbaridades sobre los jueces que dice... y que nada pase.

¡Al trullo con el ya de una vez, hombre!

Rafael del Barco Carreras dijo...

EL LIBRO DE LA SEÑORA DEL JUEZ



Rafael del Barco Carreras



No me llama la atención que la señora Elisa Beni, periodista célebre en su casa y la propia Audiencia, escriba un libro. Si la enorme incidencia de la televisión convirtió el impresionante cráneo de su señor marido Don Fernando Alonso Gómez Bermúdez en el más célebre durante cuatro meses, impactando, pues ¡a sacarle provecho!. En mi artículo sobre el Juicio tuve más insultos que lectores y no insistiré sobre un Sistema Judicial que al parecer le va bien a la mayoría. Hasta que sufren uno de sus innumerables atropellos, desvaneciendo la romántica idea de que la Justicia existe, pasándose a despotricar, y descubren que no tenían ni idea de cosas tan simples como que ese presidente de Sala, y todos los presidentes de Sala, son amigos de sus colegas (o enemigos que puede ser peor) con quienes juzgarán transformándose en una sola voluntad e intereses. Nunca me hizo gracia el chascarrillo; una Sala la componen, el presidente, el ponente y el durmiente. Y lo único que se le ocurre ante el libro al ofendido compañero de Tribunal es invocar la amistad.

“LA SOLEDAD DEL JUZGADOR”, sí, un solo hombre decide miles de años de cárcel y sobre el dolor y sentimientos de las familias de las víctimas. La sentencia, ni bien ni mal, otro producto del Sistema. Un sistema surgido de siglos de dictadura, lejano a cualquier concepto democrático. Y a la AMIGOCRACIA se une la ENDOGAMIA, siempre unidas cuando el cotarro y presupuesto público se reparte por oscuros caminos, la señora de Gómez aporta a la economía doméstica otro sueldo oficial de la propia (de posesión) JUSTICIA.

Ver…www.lagrancorrupcion.com



Sin embargo, y a pesar de los insultos, repetiré mi escrito del 4 de julio, recién terminado el Juicio. Y aunque me repito por enésima vez en personajes y conceptos, como me aconsejan los ya crecientes lectores y amigos de INTERNET...no importa, la gente se olvida por comodidad...eso de la Justicia, para la mayoría, es cosa de otros, al igual que los accidentes...hasta que le ocurren a uno.



VISTO PARA SENTENCIA EL “11 M”, Y NUESTRO PECULIAR SISTEMA JUDICIAL.



Por Rafael del Barco Carreras



Tras cuatro meses de juicio, según la Televisión Pública o los medios adictos al Poder, TODAS LAS TELEVISIONES, y el gran Grupo PRISA, no cabe duda de que los acusados son los autores y la teoría de la conspiración un puro derrame cerebral o pataleta de los del Partido Popular, y de leer El Mundo y oír la COPE, ni de lejos se ha probado nada más allá de una cascada de corrupciones policiales acusando a sus propios confidentes, pruebas prefabricadas o amañadas en el inframundo del tráfico del hachís, hilvanando una novela. Se podría afirmar que si los tres jueces, o SOLAMENTE DOS, se decantaran por una u otra de las ideologías que “parece” conforman las fuerzas políticas españolas, los acusados saldrían condenados o libres. Y si nos atenemos a la visible politización de los medios jurídicos y hasta diría de la “profesión jurídica” en todos sus campos y especialidades, jueces, fiscales y abogados, dándose la paradoja, que generalizando, el Régimen es dominado en un curioso y abusivo porcentaje, lejos de la mayoría de las demás “democracias”, por los “abogados”, decantarse por una u otra opción, transformando las pruebas EN DOGMA DE FE POR SU REAL SOBERANÍA, es más una interesada arbitrariedad que sentido de Justicia. Y lo que podría provocar el dominio de una “escuela” en cuanto su aplicación de “doctrina y leyes”, no crea más que un caos “controlado” por oscuros intereses, donde otro de los “negocios” la eternización, enfeudando al cliente y la sociedad a un estamento “profesional”.

Para quien como yo sufrió el Sistema, descubriendo a través de veinte años, además de la “total corrupción” de quienes me acusaban los “socialistas barceloneses” de “Serra y Maragall”, en perfecta o interesada asociación con los De la Rosa y la íntima relación de sus abogados Juan Piqué Vidal y Rafael Jiménez de Parga con el mío Luis Pascual Estevill, de tan corrompida idiosincrasia que los dos grupos, cada uno por su lado, unos con FILESA O TIME EXPORT, chantajearon o extorsionaron a empresarios (puede que hasta a De la Rosa), y según la prensa “los primeros espadas en la abogacía barcelonesa” lo hicieran con sus “clientes empresarios”, dudo muy mucho de ese y cualquier juicio donde se litigue con grandes intereses gubernamentales de por medio (y en los otros tampoco por su gran número y farragosas instrucciones). Y puesto que en cualquiera de los “grandes temas” se involucran siempre intereses de “gobierno y partido” porque legal y burocráticamente el Gobierno y Estado lo envuelve absolutamente TODO, tanto lo estrictamente legal como por la enorme corrupción el mundo del delito, donde abarcaríamos desde la muy rentable “doble contabilidad”, delito fiscal, hasta la droga o prostitución, ¿DIEZ, VEINTE, TREINTA, o los que sean, BILLONES de las antiguas pesetas al año?, TODO ES POSIBLE. Y en España no hay MAFIA que triunfe de no incardinarse, o simplemente creada en el “mundo funcionarial-político”. Lo saben bien mafiosos franceses e italianos (invadiendo España tras la muerte de Franco), primero, y del Este y sudamericanos después, que sufrieron la “efectividad policial española”, al actuar por “libre”. Conocí a muchos de ellos en la cárcel.

Cualquier abogado, casi todos, coinciden en la respuesta de que otros SISTEMAS, democráticos, de elecciones directas de fiscales y hasta jueces o policías, de jurados mixtos o total, de doble instancia sin paliativos (donde los jueces son más árbitros que reyes de Taifa), de división ABSOLUTA de los poderes Legislativo, Ejecutivo y Judicial, también son susceptibles de CORRUPCIÓN Y ERRORES JUDICIALES. Pero los demás no van contra dirección, somos nosotros, y Manuel Jiménez de Parga (fundador y socio del bufete con su hermano Rafael, a los que no les molestó la Ética, Moral y Reglamento Profesional al actuar de acusador cuando los hechos involucraban a sus también clientes Banesto, Garriga y De la Rosa), un interesado demagogo cuando como Presidente del Tribunal Constitucional, a la condena de la ONU contra España por incumplimiento de La Carta de Derechos Humanos en cuanto a la sustitución de la DOBLE INSTANCIA por los complejos recursos al SUPREMO, solo se le ocurrió que la ONU no tenía jurisdicción, y que nuestro Sistema garantizaba los derechos del justiciable.

En mi caso no garantizó nada (hasta se perdió un recurso al Supremo, tirado a la papelera por una mujer de la limpieza, publicado por El País en f. 8-3-83), y por lo vivido en la cárcel, el Sistema solo garantiza que la marcha atrás en cualquier error sea más que imposible y embarullado de no interceder la GRAN ARBITRARIEDAD de los jueces y su pirámide burocrática de Poder. Un triste ejemplo los dos marroquíes violadores que por los 93 conocí en la enfermería de Brians (yo trabajando para redimir al máximo y ellos “aislados” por seguridad), tan desorientados que rezaban cara a Madrid en lugar de La Meca, y que al advertírselo se convirtieron en amigos míos, uno muerto en prisión y otro liberado QUINCE AÑOS DESPUÉS, ya cumplida la condena, cuando el ADN, detenido el verdadero violador, demostró que de algunas de las violaciones de que fueron acusados no eran los autores. Y a la Prensa, justificando, solo se le ocurre publicar que se “parecían”, para su desgracia NADA más allá que la vulgaridad de rostros de la “perra vida”.

Figurarse una Sala de Justicia con Luis Pascual Estevill (que ni de lejos es un “caso aislado” como predicaba el ínclito Fiscal Jefe Vitalicio de Barcelona, José María Mena, uña, carne y sucesor del gran Carlos Jiménez Villarejo, los dos declarados de “izquierdas” del PSUC) y amiguetes…y en el Supremo otros de la cuerda…!Da vértigo!...y le puede suceder a cualquiera…en ese orden de cosas transitamos por tan viejas carreteras, reconstruidas y perfeccionadas en el refinado franquismo, que los accidentes ante la masiva circulación actual…son MASIVOS, y siempre atribuidos a fallos del conductor víctima…

Si la corrupción marbellí ha comportado NOVENTA Y PICO DETENIDOS E INVOLUCRADOS (y aun faltan de más arriba), y EN BARCELONA SE DETUVO Y RETUVO A TRES de escasa o nula incidencia en el gran desfalco…ALGO FALLA MASIVAMENTE EN NUESTRO SISTEMA…más allá de los lógicos fallos humanos…

Y para detalles consultar www.elconsorcio.net donde encontrarán casi todo mi libro no editado “Barcelona 30 años de corrupción”.

Anónimo dijo...

Portavoces, esposas
y periodistas

Ni Elisa Beni ni Javier Valenzuela han roto, con sus libros,
la obligación de lealtad y de confidencialidad que todo portavoz
o director de comunicación tiene con sus superiores. Sólo Scott
McClellan, el ex portavoz de Bush, ha revelado secretos, pero
es evidente que, lejos de atentar contra la seguridad, la defiende
al denunciar unas decisiones que facilitaron la guerra de Iraq
y que ya han costado la vida a más de 100.000 personas.

Felipe Sahagún es periodista y profesor titular de Relaciones Internacionales
en la Universidad Complutense, Madrid.
32—CUADERNOS DE PERIODISTAS,—MARZO DE 2008
FELIPE SAHAGÚN Todo libro de un portavoz, jefe
de prensa o director de comunicación,
en activo o retirado,
sobre las actividades o hechos
vividos en el ejercicio de su cargo,
suele ser, como escribe en sus memorias
Marlin Fitzwater, portavoz de los
presidentes Reagan y Bush padre, “un
retrato de familia”1. No porque el autor
revele –pocas veces lo hace– secretos
explosivos de la intimidad de los
dirigentes con los que ha trabajado
de cerca, sino por la familiaridad que
dicha cercanía facilita a la hora de contar
lo sucedido.
¿Dónde empieza el derecho, la
obligación y la libertad de informar,
y dónde termina la obligación de lealtad
hacia los jefes y compañeros?
¿Quién y cómo fija las fronteras de
los intereses en conflicto? ¿La reserva,
discreción y confidencialidad esperados
o exigidos en la relación profesional
entre portavoces y presidentes,
jefes de prensa y superiores inmediatos,
publicistas y clientes (…) implica
necesariamente el silencio sobre
los hechos vividos de primera mano
en virtud de esa relación?
¿Son extensivas estas mismas interrogantes
o cautelas a las obras (libros,
artículos u otro tipo de docu-
en cualquier formato) de familiares
de dirigentes, políticos, jueces,
etcétera? ¿Qué sucede cuando ese
familiar, portavoz o relaciones públicas
es, además, periodista? ¿Debe renunciar
de por vida a su libertad de
expresión y de información sobre determinados
asuntos por el hecho de
ser pariente, esposa o esposo de alguien,
aunque tenga información de interés
general que, a su juicio, merezca ser
conocida por todos los ciudadanos?
Hay respuestas para todos los gustos.
Eduardo Sotillos ha confesado,
tras su experiencia de portavoz de Felipe
González, que “no se debe nombrar
portavoz a un periodista” porque
“te sientes demasiado próximo a
los colegas que te preguntan, y ellos
a ti”2. Y añade: “Allí [en Moncloa] no
me sentía cómodo, no fui buen portavoz…
Me dolían mucho las críticas
de colegas periodistas, perdí la amistad
y el saludo de muchos… Ya me lo
decía Felipe: ‘Te falta corazón para ser
político…’. Y así es.”
Tras 35 años de periodismo activo,
entiendo perfectamente a Sotillos.
Cuando la información es razonablemente
buena, los políticos (presidentes
de empresas, jueces, policías…) la
atribuyen sistemáticamente a su
buen trabajo. Cuando es negativa, rara
vez admiten que se deba a lo que
ellos hacen. Casi siempre culpan a los
portavoces o comunicadores, es decir,
a los mensajeros. Cada país, incluso
cada institución, tiene una cultura
diferente de la información, producto
de su historia, que condiciona
de forma decisiva las respuestas a las
cuestiones planteadas más arriba. Por
ello, hay que tener cuidado a la hora
de comparar democracias viejas con
democracias recientes y, no digamos,
con dictaduras.
La periodista Elisa Beni, con 20
años de experiencia profesional, se
ha visto sometida a toda clase de críticas
en los últimos meses y ha sido
destituida como jefe de prensa del
Tribunal Superior de Justicia de Madrid
por publicar el libro La soledad
del juzgador. Gómez Bermúdez y el 11-M.
Javier Valenzuela, con 30 años de
experiencia profesional, muchos de
ellos como corresponsal en el extranjero
y enviado especial de El País, ha
sido criticado de forma más velada por
Eduardo Sotillos, ex portavoz
de Felipe González: “Allí [en
Moncloa] no me sentía
cómodo, no fui buen
portavoz… Me dolían mucho
las críticas de colegas
periodistas, perdí la amistad
y el saludo de muchos…”.
escribir un libro, Viajando con ZP, sobre
sus dos años de director general
de Información Internacional en la
Moncloa de José Luis Rodríguez Zapatero.
Los republicanos han puesto en la
picota a Scott McClellan, ex portavoz
de la Casa Blanca, por lo que dicen
que cuenta en un libro que, con el título
What happened (Lo sucedido), verá
la luz esta primavera en los EEUU.
Son tres casos distintos, pero que,
analizados por separado y contrastados
con las normas tradicionales de
la ética periodística en España y en
los EEUU, nos ayudarán a entender
los conflictos en juego y las respuestas
que, desde una perspectiva profesional,
pueden y deben darse.
El caso Beni
El 13 de febrero de 2008, en el Foro
Nueva Economía de Madrid, un periodista
preguntó al fiscal general
Cándido Conde-Pumpido por la destitución
de Beni en represalia por la
publicación del libro. A escasos metros
de él, supongo que lo sabía, estaba
sentado, escuchando con atención,
el esposo de Beni y presidente
de la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo,
Javier Gómez Bermúdez, el
juzgador principal en el proceso del
11-M y protagonista más importante
del polémico libro.
“Me pareció una medida adoptada
sobre la base del principio de confianza”,
contestó el fiscal. “Entraba
República,
periodismo y
literatura
Javier Gutiérrez Palacios,
992 páginas, 48 euros.
Cinco años de la historia de
España (1931-1936) a través de
los artículos de 68 autores.
Entre ellos,Azorín, Baroja,
Camba, Unamuno, D’Ors, Pérez
de Ayala, Alberti o Cernuda.
DE VENTA EN LA A.P.M.
34—CUADERNOS DE PERIODISTAS,—MARZO DE 2008
 Portavoces, esposas y periodistas
en sus competencias [del presidente
del Consejo General del Poder Judicial],
pero no me parece que en el libro
exista ninguna revelación inadecuada”.
Nadie lo diría repasando lo que se
dijo y se escribió a raíz de la publicación
del libro, aunque ningún medio
de comunicación serio encontró otros
problemas que la inoportunidad del
momento elegido para su publicación,
“el uso de la posición privilegiada
de la autora para conocer de primerísima
mano los desvelos del juzgador”
3 y las críticas, casi todas perfectamente
fundadas y documentadas,
de algunos de los principales protagonistas
y observadores del juicio
del 11-M.
Presionados por algunos miembros
de la carrera judicial que no salen
muy airosos en el libro y por periodistas
que reciben un claro varapalo
por lo que escribieron o contaron
sobre el juicio más importante de
la historia de España, ninguno de los
cinco miembros de la Comisión de
Comunicación del CGPJ defendió la
permanencia de Beni en su puesto.
El presidente del CGPJ, Francisco
José Hernando, firmó el 16 de enero
el decreto de destitución de Beni como
directora de comunicación del
TSJM de acuerdo con la propuesta de
la comisión de Comunicación del órgano
de gobierno de los jueces del 9
de enero. La Comisión tenía decidido
ya su veredicto el 20 de diciembre de
2007, pero prefirió aplazarlo para dar
tiempo a la periodista a defenderse.
Como explicó María Peral en El
Mundo al día siguiente, las indiscreciones,
las conversaciones privadas y
las críticas recogidas en el libro “han
quebrado la confianza del Consejo en
la autora, han perjudicado a su marido,
han desprestigiado a otros magistrados
y han generado desconfianza
en los jueces de Madrid”4.
El hecho, como señalaba Peral, de
que “los miembros del sector mayoritario
–que por tres veces había nombrado
a Gómez Bermúdez presidente
de la Sala de lo Penal de la Audiencia
Nacional, lo que le permitió presidir
el juicio del 11M– expresaran su decepción
con Beni no sólo por razones
de confianza, sino también de incompatibilidad
entre la publicación de un
Ningún medio de
comunicación serio encontró
otros problemas con el libro
de la esposa del juez Gómez
Bermúdez, Elisa Beni, que la
inoportunidad del momento
elegido para su publicación.
CUADERNOS DE PERIODISTAS,—MARZO DE 2008—35
libro de esas características (…) y su
puesto en un gabinete de comunicación
del CGPJ” prácticamente la condenaba
sin escuchar sus alegaciones.
“Una señora que trabaja para la
Justicia no puede estar anotando las
confidencias que le hace su marido
para hacer negocio editorial, exhibiendo
cuestiones de otros jueces y
de un determinado proceso”, dijo uno
de los vocales citados por la redactora
de El Mundo. Amenazaba el mismo
vocal, si no se actuaba con firmeza,
con recomendar a todos los jefes de
prensa de los tribunales que empezaran
a tomar notas de las confidencias
judiciales que les lleguen para luego
hacer también negocio.
En sus explicaciones de la propuesta
de la comisión, su portavoz, Enrique
López, justificó la destitución por
“la pérdida de confianza” en la autora
del libro, al estimar que algunos
de sus pasajes no se adecuan a las exigencias
del desempeño de su cargo
como portavoz de la Administración
de Justicia en la Comunidad de Madrid5.
Aunque Hernando no estaba obligado
a destituir a Beni, López lo dio
por hecho “en cumplimiento de acto
debido”, entendiendo que la comisión,
el órgano que nombra al responsable
de comunicación del TSJM, estaba
en su perfecto derecho de destituirla
si perdía su confianza en ella.
La propuesta de destitución recibió
los votos favorables de los vocales
Montserrat Comas, José Luis Requero,
Adolfo Prego y Enrique López, y
la abstención de Juan Carlos Campo,
quien entendió que debía ser el propio
Hernando, como responsable del
nombramiento de Beni, o el presidente
del TSJM, a cuyas órdenes directas
trabajaba, quienes ratificaran a Beni
en su cargo o la destituyeran.
En sus explicaciones a la Comisión,
que evidentemente no surtieron
efecto alguno, la autora negó que el
libro fuera un ataque a los jueces o a
la carrera judicial. “Muy al contrario,
se trata de la realización de una actividad
lícita –escribir un libro– sin repercusiones
negativas que se hayan
acreditado sobre el desempeño de mi
trabajo como directora del TSJM, que
no puede acarrear consecuencias sobre
mi actividad profesional actual
derivadas de una valoración del contenido,
de las informaciones o de las
ideas libremente expresadas y contenidas
en tal libro”, escribió.
“En ningún momento se desvía de
las directrices generales que a efectos
de estrategia comunicativa he recibido
del Consejo”, añadió. “En este sentido,
el libro está basado en el mismo
espíritu de transparencia, de manera
que, en algunos pasajes que se han
tachado de críticos, el texto se limita
a recoger secuencias procesales o resolutivas
de magistrados concretos,
sin ninguna adjetivación o valoración
personal y que ya habían sido publicadas
por los medios de comunicación
en su día”6.
En sus ocho páginas de alegacio36—
CUADERNOS DE PERIODISTAS,—MARZO DE 2008
 Portavoces, esposas y periodistas
nes, Beni señaló también la “indeterminación
extrema” del acuerdo de la
Comisión del 20 de diciembre sin precisar
ninguna acusación concreta, lo
que hacía muy difícil su defensa. En
su nota, la Comisión se refería sólo a
“la problemática generada por la publicación
del libro”.
La periodista recordaba a la comisión
que La soledad del juzgador era el
segundo libro que publicaba siendo
directora de comunicación del TSJM
y que, cuando publicó el primero, Levantando
el velo. Manual de periodismo
judicial, del que es coautor su esposo,
dos años antes, no recibió más que felicitaciones.
Añadía que, con ocasión del primer
libro, había comprobado la inexistencia
del régimen de incompatibilidades
propias de su cargo y mantenía
que, de acuerdo con la Ley de
Función Pública, un libro “es plenamente
compatible con el ejercicio de
su función, pues no se exige siquiera
la comunicación a los superiores de
la intención de publicarlo”.
El CGPJ, en nota explicativa de su
decisión, reiteraba el 9 de enero que
“algunos de los pasajes contenidos en
el libro no se acomodan a las exigencias
propias del cargo de responsable
de comunicación institucional”. El vocal
portavoz Requero insistía por escrito
en que “no es adecuado que una
responsable de comunicación institucional
de la Justicia critique a ciertos
medios de comunicación o a ciertos
profesionales de la prensa, cuando
parte esencial de su cometido es, precisamente,
mantener una buena relación
con todos los medios”7.
Si se aplicara ese criterio a rajatabla,
pocos portavoces o responsables
de comunicación permanecerían en
sus cargos mucho tiempo.
En el Protocolo de Comunicación
de la Justicia aprobado por el CGPJ el
30 de junio de 2004, que Beni y Gómez
Bermúdez recogen como Anexo
I en su manual de periodismo judicial
–texto impecable por otra parte
y de gran utilidad para cualquier periodista
que desee especializarse en
tribunales–, se hace una clara apuesta
por la transparencia, pero, al mismo
tiempo, se reconoce que la relación
entre el Gabinete de Comunicación
y los magistrados y jueces “es
Todos los que tomaron
partido de forma beligerante
a favor de uno u otro bando
en el tratamiento del 11-M
se sintieron decepcionados.
Beni reparte estopa en su
libro a unos y a otros, pero
lo hace con datos, citas
rigurosas y testimonios
irrefutables.
CUADERNOS DE PERIODISTAS,—MARZO DE 2008—37
una relación que debe estar basada
en la mutua confianza”8.
El momento de la publicación del
libro de la discordia –nada más concluir
el juicio del 11-M– probablemente
influyó más que el contenido del
libro en la politización del caso. Si eliminamos
los ditirambos de Gómez
Bermúdez, habituales por otra parte
en casi todas las obras de este género,
y analizamos La soledad del juzgador
como el análisis del juicio por una
periodista con información privilegiada
y una actitud abierta hacia las
versiones enfrentadas sobre el proceso
desde el mismo día de los atentados,
encontramos una de las reflexiones
más esclarecedoras sobre lo que
se hizo y se dijo en los meses que duró
el proceso.
Todos los que tomaron partido de
forma beligerante a favor de uno u
otro bando en el tratamiento del 11-
M se sintieron decepcionados. Beni
reparte estopa en su libro a unos y a
otros, pero lo hace con datos, citas rigurosas
y testimonios irrefutables. Su
opinión sobre el resultado final de la
batalla refleja claramente su posición:
“La verdad, la razón, la interpretación
desapasionada, no estuvo totalmente
en ninguno de los campos.
La maldita lectura en blanco y negro
borraba siempre los grises del matiz.
Y en estas lides de libertades, derechos,
opiniones y expresión sólo los matices
tienen relevancia”9.
Si Beni se hubiera decantado abiertamente
a favor o en contra de cualquier
de los bandos enfrentados, seguramente
habría recibido muchos
más apoyos cuando le llegó la hora
de pagar por sus indiscreciones. Sus
indiscreciones, en cualquier caso, parecen
un pecado venial cuando se
comparan con la calidad y la cantidad
de datos y de opiniones recogidas
en el texto.
‘Viajando con ZP’
Escribiendo sobre sí mismo en tercera
persona, Javier Valenzuela advierte
ya en la introducción de su libro
sobre los dos años que trabajó en Moncloa
con el presidente José Luis Rodríguez
Zapatero que “el deber de confidencialidad
vinculado a su cargo hace
que calle ciertas cosas”10.
“Mi padre fue periodista, mi padrino
también lo fue y yo llevo tres décadas
ganándome un sueldo como periodista”,
escribe poco más adelante.
“He sido corresponsal de El País en
Beirut, Rabat, París y Washington, y
enviado especial a otros lugares. Políticamente
me sitúo en la izquierda,
dicho sea en aras de la transparencia,
pero no soy militante del PSOE ni un
incondicional de ese partido”11.
“¿Es de recibo que un periodista
que siempre ha defendido su independencia
pase a trabajar, aunque sea temporalmente,
para un presidente de Gobierno?”,
pregunta Valenzuela a John
Le Carré cuando su amigo Miguel Barroso
le llama para trabajar con él tras
las elecciones de marzo de 2004.
38—CUADERNOS DE PERIODISTAS,—MARZO DE 2008
 Portavoces, esposas y periodistas
“Sin duda –me respondió–. En el
mundo anglosajón, eso es de lo más
corriente. Recuerde el caso de Pierre
Salinger, que empezó como periodista,
pero luego fue portavoz del presidente
Kennedy y después volvió a trabajar
como corresponsal para una cadena
de televisión”12.
Las 300 páginas que siguen a esta
confesión de cierta independencia no
son, efectivamente, un panegírico sin
fisuras de su ex jefe, pero nadie del
Gobierno se rasgaría las vestiduras
por su contenido.
Simplemente, y no es poco en el desierto
español en este género de memorias
de portavoces, nos introduce
en el caleidoscopio de la política exterior
monclovita entre 2004 y 2006 con
reflexiones y anécdotas que facilitan
una mejor comprensión de esa política,
y nos muestra aristas y perfiles de
la personalidad de Zapatero que, aunque
no descubran nuevas galaxias,
confirman y aclaran lo que muchos
–amigos, enemigos e indiferentes–sospechaban
desde la distancia.
Por lo que calla tanto como por lo
que cuenta, no nos descubre en Zapatero
a ningún Bismarck o Metternich,
tan solo a “un seductor en el
cuerpo a cuerpo”, con “una visión
progresista y cosmopolita del mundo
y de España en el mundo” sin concretar,
“mejor en privado que en público,
donde cierta timidez parece envararle”,
que “vive por y para la política”
y, encima, “se lo pasa bien ejerciendo
su profesión (…). Su intrepidez
y su optimismo le convirtieron en un
personaje distintivo en la escena internacional”
13.
Al dar por buenos casi todos los
estereotipos propagandísticos del
PSOE contra la oposición –“derecha
asilvestrada”, una Moncloa “sin una
potente Ala Oeste”, un PP convertido
en “una eficaz máquina de combate”,
“un PSOE incapaz de movilizar
en el día a día a la sociedad civil progresista”,
etcétera–, entiendo que cree
en ellos, sorprendente para quien se
haya molestado en conocer un poco
de cerca a los fontaneros del PP.
Ve, como tantos otros, en el Ministerio
de Exteriores una burocracia
lenta e ineficaz; en la vicepresidenta
María Teresa Fernández de la Vega, la
ventana por la que pasaba todo me-
Por lo que calla tanto como
por lo que cuenta, Viajando
con ZP, el libro de Javier
Valenzuela, no nos descubre
en Zapatero a ningún
Bismarck o Metternich.
40—CUADERNOS DE PERIODISTAS,—MARZO DE 2008
 Portavoces, esposas y periodistas
nos la economía, competencia de Solbes,
y el dosier vasco, que ZP pilotaba
directamente; y, en una frase de
Ryszard Kapuscinski en su libro sobre
el sha de Irán –“toda la vida de
palacio se rige por unas leyes, siempre
iguales, que deforman y fragmentan
la realidad”–, el mejor resumen
de la vida al frente de un Gobierno.
“La hiperactividad de Moratinos dificultaba
la legibilidad de la política
internacional del Gobierno”, escribe.
“Al presidente se le atribuían cosas que
eran de la cosecha particular del ministro.
También se traducía en un cierto
desorden y confusión en el Ministerio
de Exteriores”14. Su crítica principal
de Exteriores es, probablemente,
que ZP dedica muy poco tiempo a la
política internacional. Valenzuela les
responde que, sólo en los primeros 20
meses de Gobierno, ZP participó en
un centenar de actos públicos internacionales,
sin contar las conversaciones
telefónicas, las reuniones privadas y las
25 entrevistas concedidas a medios de
comunicación extranjeros.
Según Valenzuela, ZP recibió de
Felipe González nada más llegar al
poder dos consejos en política internacional:
no fiarse de Fidel Castro y
dar al Rey el protagonismo debido en
los asuntos de Estado relacionados
con la política exterior. Frente a tantos
que opinan lo contrario, Valenzuela
está convencido de que “puede
hacerse política exterior en el siglo
XXI sin hablar inglés”.
Entre los defectos que cita de ZP,
destaca el escaso tiempo dedicado por
el presidente a la política internacional
a partir de su segundo año en
Moncloa, sus inconfundibles latiguillos
–“lo que representa”, “en definitiva”…–
y sus dificultades para terminar
las frases.
Una de sus críticas más duras de
los medios –cierto que no generaliza–
es el empeño de algunos en menospreciar
o ningunear a ZP por sus malas
relaciones personales con George
Bush. La información dominante en
los medios conservadores sobre este
asunto está plagada, según el autor,
de “lo que los norteamericanos denominan
factoids: pseudohechos, noticias
verdaderas o falsas sacadas de su
contexto y tergiversadas y magnificadas
hasta el disparate”15.
Pierre Salinger parece que
salió indemne de la
rocambolesca Casa Blanca
de John F. Kennedy, y Mike
McCurry sobrevivió
dignamente a la complicada
Casa Blanca de Bill Clinton y
Monica Lewinsky, pero son
excepciones.
CUADERNOS DE PERIODISTAS,—MARZO DE 2008—41
Confiesa Valenzuela que su modelo
personal de actuación en Moncloa
fue “el portavoz clásico, el anterior a
la era del spin (…), que no pone la mano
en el fuego por nada que no tenga
bien amarrado”. Es, añade, alguien
que “trabaja para dos clientes: el político
y los periodistas. Para el primero
hace de informador, de redactor
de borradores de declaraciones, artículos
y conferencias, y de eso que los
latinoamericanos llaman vocero. Para
los segundos actúa como una especie
de corresponsal en las entrañas
del poder. Les transmite las informaciones
que la presidencia desea difundir
o les pueden ser útiles de una u
otra manera, y, por supuesto, intenta
responder a las preguntas que desean
plantear”16.
“Un profesional de este tipo busca
la información por los procedimientos
periodísticos clásicos: bebiendo de
sus fuentes. Sólo que las fuentes a las
que tiene acceso directo son el presidente
del Gobierno, el ministro de Exteriores,
los altos cargos y asesores del
Gobierno. Y también como cualquier
periodista en misión informativa,
pacta caso por caso con esas fuentes
lo que se puede contar a terceros y lo
que no”.
A los convencidos de que, en esa
misión, es imposible mantener la credibilidad,
responde atacando: “No es
tan fácil conservarla, como algunos
pretenden, cuando se trabaja para un
medio de comunicación”. A pesar de
todo, reconoce lo inevitable: “Es evidente
que, cuando se trabaja para un
político, el mantenimiento de la credibilidad
es aún más complicado,
obliga a un permanente y agotador
esfuerzo para dejar claro que el político
es el político y que uno es uno,
y que lo que dice o hace el primero
no tiene por qué asumirlo personalmente
el segundo”.
Pierre Salinger parece que salió indemne
de la rocambolesca Casa Blanca
de John F. Kennedy, y Mike McCurry
sobrevivió dignamente a la complicada
Casa Blanca de Bill Clinton y Monica
Lewinsky, pero son excepciones.
Ari Fleischer, tras 21 meses en la primera
Administración Bush, quedó
completamente quemado. Al despedirse,
reconoció que la crisis del 11-S,
los ataques con ántrax, las guerras en
Afganistán e Iraq y el frenesí informativo
que domina Washington le pasaron
factura y afectaron “su capacidad
para servir”17. Los corresponsales en la
Casa Blanca reconocen sus educados
modales, su paciencia y su habilidad
para no mentir sin decir la verdad, pero
también su responsabilidad en el
secretismo, opacidad y manipulación
de la Casa Blanca para justificar la invasión
de Iraq.
La mayor parte de los portavoces a
uno y otro lado del Atlántico han quedado
marcados, casi todos negativamente,
por su experiencia como portavoces.
Muy pocos se han atrevido a
poner negro sobre blanco, después de
dejar el cargo, la información más negativa
de las decisiones que presencia42—
CUADERNOS DE PERIODISTAS,—MARZO DE 2008
 Portavoces, esposas y periodistas
ron entre bastidores y que los ciudadanos
tienen todo el derecho a conocer.
Valenzuela no es una excepción.
¿Ha tenido en estos años la Moncloa
de ZP una spin machine eficaz?,
se pregunta, me imagino que retóricamente.
Su respuesta es tan rotunda
como difícil de creer: “No la tenía
en absoluto”18.
No la tenía, explica, “porque la mayor
parte que trabajaba en estos asuntos
(Zapatero, Fernández de la Vega,
los profesionales de la Secretaría de
Estado de Comunicación, etc.) estaba
dominada por ideas como el respeto
debido a los hechos, el asco que provoca
la mentira y la sagrada independencia
de la prensa”.
Como ave rara que siempre ha considerado
el ejercicio del periodismo
activo incompatible con el trabajo,
con carné o sin carné (importa poco
a fin de cuentas, lo que importa son
los hechos), para un partido político,
la virginidad que atribuye a sus ex jefes
resulta, por decirlo suavemente,
angelical.
Bellas palabras que el propio Zapatero
se ha encargado de desmentir
reconociendo una cuantas mentiras:
algunas, como las relacionadas con
las negociaciones con ETA, públicamente.
Otras, igual de delicadas o más (las
relacionadas con la llamada versión
oficial del 11-M, por ejemplo), siguen
negándose. Sin remontarnos a lo que
algunos de esos mismos jefes hicieron,
callaron y dijeron sobre el GAL
en los años 80 y 90.
La segunda razón que da el autor
para negar que se practicara en Moncloa
el maquillaje, manipulación,
ocultamiento y demás aderezos habituales
en toda oficina de comunicación
parece más verosímil: “El primer
mandamiento de los spin doctors (…) reza
que sólo puede haber un director
de orquesta (…) Y en la Moncloa en la
que yo trabajé había más bien un carajal
en materia de comunicación, digámoslo
lisa y llanamente19”. Cualquier
periodista que haya trabajado o
cubierto durante años la Moncloa le
daría la razón, de modo que no es un
problema exclusivo de la Moncloa de
ZP. Más bien se trata de una seña de
identidad española que comparten casi
todas las instituciones.
Quizás la queja más seria, vinien-
Las críticas de Valenzuela
son pellizcos de monja
comparadas con las
acusaciones de Scott
McClellan, ex portavoz
de la Casa Blanca de Bush,
contra sus antiguos jefes.
do de un periodista, es lo indisciplinado
que, en este y otros asuntos, es
ZP. “A veces seguía los consejos de sus
colaboradores, pero muchas veces no
lo hacía y se lanzaba a improvisar, algo
prácticamente prohibido en la moderna
comunicación política”.
De haber seguido los consejos que
atribuye a Augusto Delkader, directivo
de Prisa desde el nacimiento de El
País, debería haber incluido la opinión
de Zapatero sobre este asunto. Seguro
que tuvo razones para no seguir los
consejos de muchos de sus colaboradores,
mal que a ellos les pese.
McClellan contra Bush
Las críticas de Valenzuela son pellizcos
de monja comparadas con las acusaciones
de Scott McClellan, sucesor
de Fleischer como portavoz de la Casa
Blanca de Bush, contra sus ex jefes,
a quienes acusa en un libro de inminente
aparición de haberle mentido
o manipulado descaradamente para
justificar la invasión de Iraq.
Denuncia McClellan que, en octubre
de 2003, cuando la filtración del
nombre de la agente de la CIA Valerie
Plame, esposa del embajador que
negó la adquisición de uranio por
Iraq en Níger, se convirtió en un gran
escándalo, los cinco miembros más
influyentes de la Administración
Bush, con el presidente al frente, le
presionaron para que negara toda responsabilidad
del principal asesor de
Bush, Kart Rove, y del jefe de personal
de Cheney, Lewis Scooter Libby,
en aquella filtración.
“El dirigente más poderoso del
mundo me pidió que hablara en su
nombre y le ayudara a restablecer la
credibilidad perdida al no encontrarse
armas de destrucción masiva en
Iraq”, escribe McClellan. “Así que subí
al podio de la sala de prensa de la
Casa Blanca y, ante todos los focos, durante
los momentos estelares de dos
semanas, exoneré públicamente a dos
de sus asesores más importantes: Karl
Rove y Scooter Libby. Sólo había un
problema: no era verdad. Sin saberlo,
había transmitido información falsa
y cinco de los funcionarios de más alto
rango de la Administración me habían
empujado a hacerlo: Rove, Libby,
el vicepresidente, el jefe de personal
del presidente y el propio presidente”20.
El sucesor de McClellan, Scout
Stanzel, se ha apresurado a negarlo
en defensa de su jefe. “El presidente
no ha confundido a sus portavoces”,
ha dicho. “Nunca lo haría”. Palabra de
portavoz, deberíamos añadir. Plame
ya ha presentado otra denuncia en los
tribunales contra Cheney, Libby y Rove
con los nuevos datos de McClellan.
Reflexiones finales
El trabajo de los portavoces, responsables
de relaciones públicas y jefes
de comunicación institucional es vender
lo mejor posible a la opinión pública
lo que hacen sus superiores.
44—CUADERNOS DE PERIODISTAS,—MARZO DE 2008
 Portavoces, esposas y periodistas
Cuando las decisiones de esos superiores
son erróneas, rozan la ilegalidad
o violan claramente la legalidad,
sólo tienen dos opciones: seguir
sirviendo a sus jefes o dimitir y, una
vez libres, callar o denunciar todo
aquello que merezca ser conocido por
los ciudadanos. Como el número de
héroes siempre es reducido y a nadie
se le puede exigir serlo, lo normal es
que callen para evitar daños y perjuicios
o, simplemente, por respeto u
obediencia debida.
Entre esas dos respuestas caben
otras, como publicar diarios o memorias
sobre las experiencias vividas
en puestos de responsabilidad
informativa sin revelar secretos que
pongan en peligro la seguridad, el
respeto al honor o la verdad. Es lo
que han hecho Beni, Valenzuela y
McClellan.
Secretos, lo que se dice secretos, de
los tres sólo McClellan los ha revelado
y sólo parcialmente, pues su denuncia
es vox populi en los medios de
comunicación de Washington desde
hace años, pero es evidente que, lejos
de atentar contra la seguridad, la defiende
al denunciar unas decisiones
que facilitaron la guerra de Iraq y que
ya han costado la vida a más de
100.000 personas y centenares de miles
de millones de dólares.
Ni Beni ni Valenzuela han roto,
con sus libros, la obligación de lealtad
y de confidencialidad que todo
portavoz o director de comunicación
tiene con sus superiores.
Otra cosa es que algunas de las personas
citadas en sus libros hubieran
preferido que lo que hicieron o dijeron
en un momento dado permaneciera
oculto para la mayoría.
Sus obras deben verse como aportaciones
valiosas para un mejor conocimiento
de hechos –el juicio del
11-M y la política exterior de Zapatero
entre 2004 y 2006– que todos los
ciudadanos tienen derecho a conocer.
Enhorabuena por su esfuerzo y que
tenga muchos imitadores. 
1–Call the Briefing. Edit. Adams Media
Corp. 1995, pág. VII.
2–La Vanguardia, 28-10-2002, pág. 64.
3–Editorial de El País, 10-1-2008.
4–El Mundo, 21-12-2007.
5–Efe, 9-1-2008.
6–Europa Press, 8-1-2008.
7–El Mundo, 10-1-2008.
8–Levantando el velo. Manual de periodismo
judicial. CiE DOSSAT, Madrid 2006, pág. 299.
9–La soledad del juzgador. Temas de hoy,
Madrid 2007, pág. 217.
10–Viajando con ZP. Edit. Debate, Barcelona
2007, pág. 11.
11–Ibid, pág. 51.
12–Ibid, pág. 53.
13–Ibid, pág. 16 y ss.
14–Ibid. pág. 307
15–Ibid, pág. 250.
16–Ibid, pág. 152.
17–La Vanguardia, 20-5-2003, pág. 8.
18–Ibid, pág. 144.
19–Ibid, pág. 149
20–Adelanto del libro publicado por la cadena
CNN el 21 de noviembre de 2007 a las
2:47 p. m.