Aristóteles, Política (1253a):

"Según esto es, pues, evidente, que la ciudad-estado es una cosa natural y que el hombre es por naturaleza un animal político o social; [....] Y la razón por la que el hombre es un animal político (zôon politikón) en mayor grado que cualquier abeja o cualquier animal gregario es evidente. La naturaleza, en efecto, según decimos, no hace nada sin un fin determinado; y el hombre es el único entre los animales que posee el don del lenguaje. La simple voz, es verdad, puede indicar pena y placer y, por tanto, la poseen también los demás animales -ya que su naturaleza se ha desarrollado hasta el punto de tener sensaciones de lo que es penoso o agradable y de poder significar esto los unos a los otros-; pero el lenguaje tiene el fin de indicar lo provechoso y lo nocivo y, por consiguiente, también lo justo y lo injusto, ya que es particular propiedad del hombre, que lo distingue de los demás animales, el ser el único que tiene la percepción del bien y del mal, de lo justo y lo injusto y de las demás cualidades morales, y es la comunidad y participación en estas cosas lo que hace una familia y una ciudad-estado."

viernes, 25 de enero de 2008

La culpa es de los persas

Sí, yo creo que los persas iniciaron el golpe de Berlusconi quinientos años y pico antes de Cristo. En aquel momento eran la primera potencia del rico oriente. Y habían ido conquistando las ciudades griegas de la costa egea de lo que hoy llamamos Turquía (los turcos no habían llegado entonces, vivían en el centro de Asia): Mileto, Samos, Quíos, Éfeso, Lesbos, Clazomenas, Halicarnaso, Rodas, Focea... La historia terminaría desembocando en las guerras médicas, que, aunque lo parezca, no fueron guerras entre los médicos de la Seguridad Social y los de la privada, sino las guerras de griegos o helenos contra persas o medos. Los medos eran buenos en el arte de la medicina, por ello este arte pasó a denominarse 'arte médico'.

Las guerras médicas terminaron con importantes victorias griegas (Salamina, Maratón), pese a alguna derrota notable (Termópilas). La balanza se inclinó del lado heleno, pero el miedo fue usado, como siempre, para que algunos se hicieran con la hegemonía. Atenas, en este caso. Aunque no le duró demasiado. Los griegos eran expertos de la desunión y entre Esparta, Tebas y luego Macedonia, se ocuparon de devolver a Atenas a su lugar.

Hacia el 540 a. C., por la presión de los persas, un grupo de colonos de la ciudad jonia de Focea, había viajado a Italia y fundado en la Campania la ciudad de Elea (Ελαία, Elaia), hoy Velia (40°09'34''N / 15°09'16''E), en una comarca habitada por el antiguo pueblo de los enotrios, que no cenutrios. Foceos eran también los que fundaron Marsella, Rosas o Ampurias, entre otras ciudades del occidente, sembrando la semilla jonia.

Las colonias griegas en el sur de Italia justificarían la denominación de Magna Grecia para esta región. En la ciudad de Elea surgiría poco después la llamada Escuela Eleática de filosofía, representada especialmente por Parménides y Zenón de Elea, y fundada por Jenófanes, jonio también, de Colofón, y establecido en Elea.

Parménides (Παρμενίδης), nacido hacia el 510 adC y muerto hacia el 450, es de quien (según Platón) Sócrates dijo: "venerable y temible a la vez (...) se me reveló en él una magnífica y muy poco frecuente profundidad de espíritu" (Teeteto 183 e). Pero la frase más repetida del eleata es eso de que "el ser es y es imposible que no sea; el no ser no es y es imposible que sea".

En Italia nació, en Italia lo dijo.

Los italianos se parecen demasiado a nosotros. Compartimos demasiado. En Italia un más que peculiar líder político-empresario de éxito envuelto en mil escándalos, perdió hace menos de dos años las elecciones generales ante el centro izquierda. Por los pelos. Su coalición de partidos de centro-derecha es, y es imposible que no sea, dueña del timón de la nave del estado, considera. A esta consideración se ha visto reducida su acción política de estos veinte meses. La coalición de centro-izquierda de Prodi ha terminado por romperse.

Los italianos son como nosotros, pero han llevado siempre todo plus ultra. Son republicanos, nosotros sólo tenemos un rey bastante republicano. De acuerdo con su sistema el presidente, que se llama Napolitano, y Nápoles no está muy lejos de la patria de Parménides, está deshojando la margarita: la solución no es fácil, es imposible que sea fácil. Aunque no es imposible (hay poderes mágicos), quizá Berlusconi no logre apoyos en las cámaras actuales. La salida sería nuevas elecciones, en las que las encuestas dan por ganador a... Berlusconi que no es líder de la oposición, es imposible que lo sea. Porque el poder es intrínseco a la derecha y es imposible que no lo sea.

En la huerta murciana el pensamiento eleata-berlusconiano se expresa así: alomojó "para ser presidente, "si se ganan las elecciones", sólo son precisos los votos que obtenga "tu partido", siempre, claro que tu partido sea el PP. Si "tu partido" gana ofrecerá al PSOE un 'consenso' consistente en que "así son las cosas y así se las hemos contado". Si tu partido es cualquier otro, lo que tiene que hacer es pedirle permiso y opinión en todo al PP, para llegar a un consenso con el PP, que, es tan generoso, y es imposible que no lo sea, que dará su apoyo al PSOE... siempre que gobierne siguiendo las intrucciones de Génova, que también está en el Mediterráneo occidental. Lo que digo, la culpa es de los persas, que nos mandaron hacia acá a los jonios. Y es imposible que no sea.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Pero si es que lo raro es cuando se produce el milagro y gobierna la izquierda! La Historia, que bien conoces, nos demuestra que siempre han sido los mismos los que han gobernado. Incluso ahora, en esta especie de país, siguen gobernando los mismos. O es el poder de un sólo hombre/dios, o es el poder de un partido/dios, o es el poder del dinero/dios/dios.

Sobre Italia, como no soy experto en sudokus, casi que prefiero no opinar. Sólo sé una cosa: que llevan así desde que tengo uso de razón. Pero no se alteran; es su manera, caótica, de ser.

animalpolítico dijo...

Sí, a veces pienso que Italia es una sombra nuestra a través de los espejos deformantes de Valle-Inclán...

Aunque no creo que estemos aquí para dar ejemplo de nada, la verdad.

¿Qué ha sido de la civitas romana?

ybris dijo...

Los persas son culpables. Ya me parecía a mí que, agotados Usama bin Laden y Saddam Husein, acabaríamos en Ahmadineyad.
La historia se repite y el único que tiene razón es Parménides.
A ver si los del "alomojó" aprenden a decir frases más bonitas.
Cosa que parece imposible que sea.

Abrazos

Anónimo dijo...

Amo Italia, pero no puedo entender ese muro (precisamente Italia¡), esa brecha, entre los políticos y los ciudadanos. Supongo que es el hartazgo ciudadano ante la corrupción, ineptitud, no sé cómo llamarlo, de su clase dirigente.

Y luego está la mafia, auspiciada por los aliados después de la II guerra mundial, y que es la raíz de todos los males italianos. Bueno, la mafia y el estado ese( o los dos a la vez) que tienen dentro, al ladito de la maravillosa plaza de Roma, mmmm, Roma...

Me parece perfecto el símil de Valle Inclán... somos tan parecidos a ellos que casi podemos reflejarnos.

Anónimo dijo...

Saludos, Animal, desde la sala de prensa de la conferencia política del PSOE.

¿Os imaginais un partido que en España se llamara VIVA ESPAÑA?

animalpolítico dijo...

Si los del 'alomojó' nos deleitaran al menos por la estética, sería otra cosa, Ybris.

Pero Parménides qué buen político hubiera sido hoy...

animalpolítico dijo...

Pasos, yo también soy un enamorado de Italia y me fascina la pasión que desborda todo allí, incluso la política. Aunque nos consideremos un pueblo de sangre caliente, a veces creo que somos los primos palurdos de los maestros italianos.

Saludos

animalpolítico dijo...

Maripuchi, qué envidia me das. Yo sentí la tentación de ir, pero me venía muy mal este fin de semana.

Ya nos contarás. Que lo disfrutes.

Un saludo

Gemma dijo...

Me encanta Parménides...

Lamentablemente, también yo creo como vosotros que nos estamos "italianizando" a marchas forzadas...
Un abrazo.