Aristóteles, Política (1253a):

"Según esto es, pues, evidente, que la ciudad-estado es una cosa natural y que el hombre es por naturaleza un animal político o social; [....] Y la razón por la que el hombre es un animal político (zôon politikón) en mayor grado que cualquier abeja o cualquier animal gregario es evidente. La naturaleza, en efecto, según decimos, no hace nada sin un fin determinado; y el hombre es el único entre los animales que posee el don del lenguaje. La simple voz, es verdad, puede indicar pena y placer y, por tanto, la poseen también los demás animales -ya que su naturaleza se ha desarrollado hasta el punto de tener sensaciones de lo que es penoso o agradable y de poder significar esto los unos a los otros-; pero el lenguaje tiene el fin de indicar lo provechoso y lo nocivo y, por consiguiente, también lo justo y lo injusto, ya que es particular propiedad del hombre, que lo distingue de los demás animales, el ser el único que tiene la percepción del bien y del mal, de lo justo y lo injusto y de las demás cualidades morales, y es la comunidad y participación en estas cosas lo que hace una familia y una ciudad-estado."

lunes, 25 de agosto de 2008

Racismo


Tengo la convicción de que los humanos somos racistas por definición, de un modo atávico, genético, esencial. Racistas en un sentido amplio, por supuesto. Racistas en tanto en cuanto desconfiamos del diferente y sentimos una oscura predilección por aquellos que pertenecen a los nuestros, sean los "nuestros" nuestra familia, nuestros amigos, nuestra patria chica, nuestra nación, nuestro equipo de fútbol, nuestro partido político, nuestra religión, nuestro club de tenis o nuestra raza. Seguramente somos así como resultado de un mecanismo de defensa. Centenares de miles de años de supervivencia complicada de nuestra especie están gravadas en nuestro código genético. Generaciones sin fin que aprendieron de la conveniencia de la asociación con los semejantes para lograr salir adelante, y que aprendieron también del peligro que viene de fuera, del ajeno, del diferente, del enemigo.

Pero milenios de desarrollo social y de progreso intelectual también nos han llevado a ampliar el ámbito de iguales de la familia al clan, de éste a la tribu, de ésta a la nación, etc. La humanidad avanza dos pasos adelante y uno atrás. Avanza con dificultad, y cae en borrones vergonzantes con demasiada frecuencia. No hay grupo humano que pueda presumir de no haber incurrido en xenofobia sutil o en racismo sangrante en diferentes momentos de su historia o de su presente. Pero es un pecado contra el que debemos luchar constantemente.

Los españoles tenemos una buena imagen de nosotros mismos en este terreno. Excesivamente complaciente, sin duda. Pues la convivencia con los gitanos, la historia de la esclavitud en América o la difícil integración de los inmigrantes recientes son pruebas de nuestra clara participación en este defecto general de la especie humana.

Vivir unas semanas en California te hace reflexionar sobre esto, irremediablemente. Es curioso la imagen que ciertos medios anglosajones tienen de los españoles en este sentido. La versión dominante de la historia en ciertos lares establece que los españoles masacraron, esclavizaron y martirizaron a los indios, hasta que la libertad y la justicia llegaron con los anglosajones a mediados del siglo XIX. Esto me recuerda la campaña constante en medios británicos acerca del racismo latente siempre en el ámbito deportivo español. Me surge de golpe aquello de "...y le dijo el cazo a la sartén: apártate que me manchas".

No podemos caer en el negacionismo. Pero conviene matizar que todo el modelo de colonización española en las Américas descansa sobre un principio: el indio, aunque un ser inferior, es un semejante al que debemos evangelizar y asimilar para, mezclando nuestra sangre con la suya, crear una nueva nación, una nueva España, una extensión de la vieja España. La Nueva España del sudoeste de Norteamérica puso sus cimientos en el mestizaje de los españoles con los nativos. Mestizaje, biológico, cultural y religioso, del que descienden hoy millones y millones de ciudadanos de toda Latinoamérica.

Es un modelo con un componente racista esencial: el indio se ve como un ser inferior. Pero se ve en él un semejante al que asimilar. Y las sangres se mezclan.

Al lado está el modelo anglosajón. El indio es un ser inferior esencialmente agresivo y malvado que mata a inocentes familias blancas. Podemos pensar en las películas del salvaje Oeste americano. El modelo anglosajón conlleva la eliminación física de los guerreros indios, el desplazamiento de tribus enteras de sus tierras originarias, el establecimiento de reservas, que siguen existiendo a fecha de hoy.

Los ambientes anglosajones reconocen el racismo latente en el modelo español. Pero no parecen tener nada que reprocharse a sí mismos en este ámbito. Es cierto, como excepción muy loable, que en Canadá el asunto está ya conllevando el pago de indemnizaciones a los indios, etc. Pero en los Estados Unidos esto aún no está en discusión. Y los ingleses siguen hablando de Luis Aragonés o de una foto del equipo español de baloncesto en Pekín.

9 comentarios:

Gracchus Babeuf dijo...

Nadie más racista que los de la "migra". La policía de inmigración, que controla los pasaportes en los USA. Por cuestión de idioma, muchos de ellos son de origen hispano, de segunda generación, ya nacionalizados. Y tratan a los posibles inmigrantes , hispanos como ellos, como a la mierda. Así se sienten más integrados.

Afortunadamente, yo tengo un aspecto poco latino. Pero sentí vergüenza al ver cómo se trata al de piel oscura.

Dardo dijo...

Sí es verdad, hay en nuestra naturaleza humana una especie de pulsión por diferenciarse (status). Estamos hechos de esta pasta; pero hoy somos conscientes de esto, tal es así que lo hemos corregido y hemos empezado a plantearnos un salto en la igualdad de derechos hacia otras especies -proyecto Gran Simio- (me refiero al "especieísmo" o "especismo" que aboga por superar el antropocentrismo y otorgar derechos a los "otros" animales).

Tienes mucha razón en tu comentario acerca del diferente carácter de la colonización hispana y anglosajona. La primera intelectualidad que al plantearse el problema del nuevo mundo reconoce los derechos de los indios es precisamente la Escuela de Salamanca (XVI). Los mismos Reyes Católicos eran sensibles a este tema y por eso nombraron "protector de los indios" al célebre beato Fray Bartolomé de las Casas. El debate intelectual sobre la cuestión propició las Leyes Nuevas mediante las que Carlos V termina con la esclavitud disfrazada bajo la forma de las encomiendas. Es precisamente el Consejo de Indias el que impulsa -en defensa de los indios guaraníes- el sistema de las reducciones llevadas a efecto por los jesuitas. Se trata de terminar de facto con las encomiendas. Es, amigo Animal, la España católica de la Contrareforma la que hace realidad este milagro. Bien; el caso es que todo este debate se selecciona de modo fragmentario (sólo se hacen eco de los memoriales y denuncias sobre esclavitud) por la opinión pública anglosajona y es lo que forma la leyenda negra. Utilizada -hay que decirlo- por la propia progresía hispana; cuando -también hay que decirlo- es precisamente la camarilla masónica del Conde de Aranda en la monarquía de Carlos III la que termina con el experimento de las reducciones.

Por lo demás, creo que la verdadera amenaza a la igualdad de todos los seres humanos (a la propia naturaleza humana) no está en algo tan desacreditado como el racismo (que no es sostenible seriamente desde el terreno de las ideas), sino en la biotecnología (ingeniería genética). Y es que las verdaderas diferenciaciones del futuro tendrán que ver con la eugenesia. Hasta ahora la naturaleza de nuestra especie era función del genoma de nuestra especie (una especie de selección natural aleatoria). Con la tecnología del cribado de embriones (bebés de diseño) y mucho más con las actuaciones en la propia línea germinal, nos enfrentamos a que (aparte de los peligros para la diversidad humanas) se ensanchen las diferencias entre nosotros mismos y se decida -por ejemplo- eliminar determinados alelos que dan lugar a determinados fenotipos (color, orientación sexual, etc.).

Bienvenido Animal.

Anónimo dijo...

"Sí es verdad, hay en nuestra naturaleza humana una especie de pulsión por diferenciarse (status)". Totalmente de acuerdo, nadie mejor que este señor para dar en la diana de la diferenciación y del status. Lo de la España católica de la Contrarreforma es para quitarse el sombrero.

Blanca dijo...

Los Reyes Católicos fueron unos precursores muy didácticos de lo que había que hacer con los judíos, dardo. Había que cuidar a los indios, al menos "sobre el papel", porque no consiguieron nada, (recomiendo la lectura de "Los Mitos argentinos" de Felipe Pigna para saber lo que los españoles hicieron en su día), pero a sus compatriotas judíos los expulsaron de España y a los que no marcharon los pasaron por el tribunal de la Inquisición para dejarlos como "la seda"... ¿por problemas económicos? más bien creo que fue pura y llanamente racismo, como lo que aconteció en la época de Hitler.

Dardo dijo...

Hola querida Blanca. Tú mejor que yo bien sabes que la cuestión judia en la España del siglo XV no fue propiamente una cuestión racial, sino religiosa. De hecho la expulsión podía eludirse mediante la conversión (así lo hizo -junto con otros muchos- el propio Rabí Mayor de Castilla, Abraham Senior).

Sin duda visto desde hoy la expulsión fue un error y además fue injusta. Dicho esto, quiero que se entienda bien lo que apunto a continuación: La solución (es decir, la expulsión de los hebreos) al problema del judaísmo en la España del XV fue un signo de progreso y modernidad. La España de los Reyes Católicos recepciona desde el exterior la idea de que la cohesión nacional (estamos en la formación del estado moderno) va pareja de la cohesión religiosa (no son nuevas las expulsiones en Europa: Inglaterra en el siglo XIII y Francia dos veces en el siglo XIV).

Sin duda en las capas inferiores de la sociedad (en el populacho) habría algo más que preocupación por el cáncer espiritual (el Decreto de expulsión habla de "herética pravedad") del judaísmo; y es que procesos detalladamente documentados (con confesión y testigos) como el del Santo Niño de la Guardia (profanación de símbolos cristianos y crimen ritual) exacerbaron los ánimos. Pero el Decreto nada dice contra la raza de los hebreos, pero sí contra el judaismo judaizante. Gracias por la recomendación de lectura. Un abrazo.

Quiero aprovechar para salvar un error por omisión en mi primer comentario. Donde he dicho "al especieísmo..." he querido decir, evidentemente, " a la (crítica del) especieísmo". Son cosas que pasan por pensar y escribir al mismo tiempo.

Juan; si Vd. se mantuviese en una postura neutral (o sea, laica) en vez de en una tópica postura antirreligiosa entraría en razón de que Francisco de Vitoria y Luis Suárez (Escuela de Salamanca) no son evidentemente pensadores luteranos (reforma protestante) sino del contexto de la contrareforma. Sobre la alusión personal que me ha hecho carece de base. Vd. no me conoce. Tenga pues más sentido de la justicia.

Anónimo dijo...

Que de mi comentario anterior se pueda extraer todo lo que posteriormente se comenta sobre postura neutral, antirreligiosa... es una señal clara e inequívoca que usted a mí sí me conoce, en cambio yo a usted no. "Sobre la alusión personal que me ha hecho carece de base. Tenga pues más sentido de la justicia"

animalpolítico dijo...

Muchas veces, Gracchus, los peores son los más semejantes... Ya que tocas lo del aspecto, es increíble el tomate mental que tienen al respecto ciudadanos americanos muy cultos por otra parte. Mis ojos azules y mi piel clara parece que les llevan a no comprender que yo pueda ser "Spanish".

Dardo, yo señalo la diferencia en los conceptos filosóficos de la colonización hispana y anglosajona. Pero no apruebo los modos de la hispana. Los indios no pidieron a nadie ser cristianizados a la fuerza, ni ser esclavizados, masacrados o desposeídos de sus tierras y riquezas...

Que la británica sea aún más salvaje no da por buena la hispana, aunque en ésta hubiera movimientos en favor de un trato más humano del indígena. Sí, la Iglesia vio en su seno estos movimientos. Fue incitadora de lo bueno, pero también de lo malo. Has mencionado justamente a Fray Bartolomé de las Casas. Recordaré también yo otro aspecto. Inquisición.

Y discrepo. El verdadero problema para la igualdad de los seres humanos es la desigualdad que aún subsiste: racismo, machismo, etc.

Gracias, Dardo.

animalpolítico dijo...

Blanca señala adecuadamente otro de nuestros lunares en todo este tema. La expulsión de los judíos, que, Dardo, tiene un componente religioso, claro, pero también económico y racista, en un sentido amplio.

En cualquier caso, en modo alguno podemos aceptar que su expulsión sea un signo de progreso y modernidad... salvo si progreso y modernidad significa limpieza étnica y religiosa como en la Bosnia de finales del s. XX.

Que haya habido expulsiones previas en Inglaterra o en Francia o que se produjera más tarde el holocausto no puede dar por buena la expulsión de los judíos de España.

Dardo, francamente me sorprende que des validez a la presencia de "confesiones y testigos". ¿Debemos recordar cómo obtenía las confesiones el tribunal de la santa inquisición?

En fin.

Dardo, Juan, todos. Si mantenemos el debate en el terreno de las ideas y dejamos fuera de la discusión a interlocutores sobre cuyas personas conocemos, todos, muy poco, el debate se mantendrá como un ejercicio gratificante. De otro modo hay una amenaza constante de convertir la atmósfera en que respiramos todos en algo asfixiante.

Anónimo dijo...

Siempre tube la sensación de que el anglosajón era racista sin más.
Del mismo modo el latino creo que es racista pero económico.
Nunca le pondra pegas a un gitano rico e integrado.
El Canuit