Nuevas generaciones
Pág. 7 de El Mundo. 16 de noviembre 2008.
Por todos lados. Por todos lados los ves, los oyes, los hueles, los palpas, los paladeas. Se les entiende todo, todito. Nunca se fueron, pero han vuelto. Y eso que esta afirmación parece metafísicamente imposible. Pero sí, me reafirmo. Nunca se fueron, pero han vuelto.
En 1936 los fascistas españoles y una buena parte del ejército profesional se alzaron contra la legalidad vigente, la 2ª república española. La Iglesia católica y los conservadores tradicionalistas se sumaron al carro. Tres años y casi un millón de muertos después estalló la paz de Franco, con los millares de desubicados invisibles en las cárceles, con millares de muertos en el lado equivocado de las cunetas, con millares de héroes en las placas eclesiales clavadas a la luz de la historia de los buenos.
El primer año de la victoria vio el inicio de una larga campaña de márketing blanqueador que pretendía dejar la conciencia colectiva y la historia de una gran calamidad más blancos y puros que las sábanas de la abuela lavadas con Perlán en tu Balay favorita.
Una campaña que duró décadas. La muerte de un caudillo de Ferrol y la extinción de su régimen desembocó en el sistema democrático del perdón, el olvido y la vista hacia adelante. Se inició, en el ámbito profesional de la historiografía, en el estudio de la historia en las universidades y entre los profesionales de la misma, una reubicación de los hechos, una recuperación de los datos, una tímida divulgación.
Treinta años después de aquellos maravillosos años setenta, los Pío Moa, los César Vidal, los imitadores sin fin de los Arrarás o Ricardo de la Cierva, han seguido, impasible el ademán, la noble tarea de sus predecesores. Hace unos meses, D. Pío, la figura emblemática de los pseudohistoriadores neofranquistas, nos instruía diciendo que "Franco no aniquiló a los rojos, los escarmentó". Con ocasión de la última efemérides de su muerte, insistía en que Franco ha sido “el político de mayor envergadura en la España de los dos últimos siglos”, sin dejar claro si se refería a la envergadura física. Aunque supongo que no...
Sobre estos personajes he escrito muchas veces y ya me aburren. Pero creo que nuestro tiempo no está siendo lo suficientemente perspicaz en lo que se refiere a la carcoma del sistema de libertades que suponen. Tienen acceso a grandes editoriales, que publican sus libros, de tiradas millonarias, dirigidos a un público neofranquista, curioso, imbécil o incauto. Tienen acceso a los grandes medios de comunicación, que los publicitan y los lanzan al estrellato. El Mundo, la COPE, Intereconomía, La Razón o el ABC, en mayor o menor medida, son colaboradores necesarios.
Y alcanzan el debate político porque nuestro sistema, que no tiene un partido de extrema derecha porque no lo necesita (el PP cubre la necesidad), alimenta a los antisistema de la historiografía.
No hay historiador de relieve que comulgue con que la guerra la inició el PSOE en 1934 en Asturias. Esto es, desde un punto de vista científico, una memez neofranquista. Pero Esperanza Aguirre, que preside el gobierno madrileño además de ser opositora perpetua al cargo de lideresa nacional del PP, afirma ahora que "el PSOE sí que tiene un pasado violento", mencionando el asesinato de Calvo Sotelo como desencadenante de la Guerra Civil. Es decir, echando la culpa de la guerra a los rojos. Como hacía Franco, talmente. Como hace Moa y toda la derecha mediática montaraz que ha secuestrado la ideología ausente del centro derecha.
Me comentaba mi cuñado el domingo que había visto por la mañana un debate en un programa religioso retransmitido por Televisión Española (televisión pública de un país aconfesional) en el que un señor con alzacuellos recordaba con lamento la situación grave de los ciudadanos europeos en los años treinta, con los gobiernos criminales de Mussolini, Hitler y... Azaña... ¡¡¡¡¡¡¡!!!!!!! Franco no. Franco no tuvo más remedio que parar los pies a las hordas rojas de Moscú y Pepiño Blanco.
Jorge Fernández Díaz, diputado del PP, hoy mismo, en el Congreso, ha vuelto a relacionar el año 36 con la actualidad, acusando al PSOE por los problemas de seguridad durante los meses previos a la guerra y, de paso, por la sentencia reciente de un juez de Valladolid acerca de la presencia de crucifijos en un colegio público, señalando que es "algo tan actual como ahora que ya están retirando crucifijos".
Como decía, nunca se fueron, pero han vuelto. Son las nuevas generaciones. Ya lo dicen ellos.
8 comentarios:
Tal y como lo cuentas: así es.
Y cuidado, que también tenemos la culpa del SIDA, de que Ferrin Calamita sea un prevaricador (uy, no, que de ésto tiene la culpa el lobby gay¿¿??)...
Sin comentarios...
Lo que no acabo de entender, es a que esperan los que nos gobiernan para pararles los pies.
Y no todala culpa es del Santo de bono.
El Canuit
Gracias, Jake.
Maripuchi, no olvides que Zapatero ha hundido Wall Street ni que ETA está detrás de los atentados de Bombay siguiendo instrucciones de Garzón y Rubalcaba. ¿Pruebas? Esperanza Aguirre estaba allí y vio un coche con matrícula de Jaén y otro con matrícula de Santander (las patrias chicas de Garzón y Rubalcaba), ambos con música de la Orquesta Mondragón en la radio.
Yo entiendo que no es fácil desactivar todo esto, Canuit. Pero estoy contigo en que la táctica Zapatero de ignorarlo no lo va a hacer desaparecer.
Alguíen debería salir llamando a las cosas por su nombre, esta gente es igual de facha que sus ascendientes del 36, solo que ahora al frente de juventudes le llaman nuevas generaciones.
¿No piensa explicar zp que la constitución ( con la que se les llena la boca al pp cuando quieren) dice que ninguna confesión religiosa tendrá carácter estatal?, poco se han leido los peperos la CE, no han llegado ni al artículo 16.....
Sólo puede desactivarse cuando se les desenmascare, y sólo se les desenmascara dando la cara a nuestro pasado y dejando bien claro quién es quién en la historia de este país.
Desactivarles? la transición, que pensamos lo haría, ha hecho todo lo contrario: alimentarlos. Ahora hasta hemos entrado en su lenguaje, sabiamente construído a lo largo de 30 años: nos da vergüenza que nos acusen de laicismo radical por pedir la eliminación de los crucifijos en la escuela pública (el laicismo positivo es dejarles poner todos sus símbolos), vemos la opinión de los curas en primera página con entera naturalidad, como si fueran un elemento básico institucional igual que con Franco, nos da vergüenza admitir que hay 30.000 niños que fueron robados a sus madres, la República fue la golpista, y sus condiciones eran tan terribles que no hubo más remedio que dar un golpe de Estado. ¡Hasta Leguina se ha convencido que ponerle una placa a Sor BonoMaravillas del Niño Jesús es lo suyo, y los que protestamos no somos más que un anticlericales de mierda, enemigos de la reconciliación nacional. La polémica de Muñoz Molina con Almudena Grandes es otro ejemplo de conversos.
Terminarán poniendo crucifijos en las escuelas, desenterrando a toda prisa cuatro o cinco fosas más, ni de coña la de Lorca, ni por asomo los 30.000 del Valle de los Caídos, total... en aras de la convivencia cualquier cosa merece la pena, ¿no? Y, por supuesto, de los experimentos biológicos con los republicanos y de los robos de los hijos de las republicanas, ni mu. El tributo de la izquierda a la transición es ese: gobernar si es posible, pero seguir temiendo a la derecha. Porque lo que pasa es eso: se le tiene miedo a la derecha. De poco ha servido la transición si ni el miedo ha podido quitarnos...
Quizás mi discurso sea apasionado. No puedo evitar que sea así,animal, cuando veo de qué manera, con toda nuestra buena fe nuestra generación, hemos alimentado a esta gente, como aún seguimos haciéndolo cuando entramos en su lenguaje. ¿Qué hay de malo en ser anticlerical? yo no voy a dar mi opinión a sus iglesias ni pongo mis símbolos en sus puertas, por qué han de venir ellos a poner los suyos en la escuela de todos? Claro que soy anticlerical, como soy antifascista, ¿cómo no serlo cuando se oyen las palabras de Rouco acerca del olvido, o de la ostentación? ellossss, hablando de ostentación¡¡¡¡ por favorr
No hemos sabido luchar por una sociedad tolerante... hemos creído que el silencio era positivo... nos hemos equivocado: ahí están bien gordos y cebados, diciendo lo que siempre han dicho: Dios, Patria y Rey (si es de los suyos), la España Una, Grande y Libre. Nada nuevo.
Pues eso... ahora ajo y agua, porque ZP tampoco es que vaya a ponerles en su sitio, la verdad.
Y es mi primera decepción con el presidente.
Muchachos, calma, que no nos quiten la elegancia. Eso es lo que quieren, que empecemos todos a darnos obleas. Nosotros tambien tenemos nuevas generaciones, no las eduquemos mal.
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