Pues me hago del Barça

Mi hijo tiene once años y juega al fútbol como lateral derecho. El fútbol le apasiona, como a tantos niños de su edad, como a mí mismo cuando tenía la suya. Yo quería ser futbolista, como él. No sé él, pero yo he terminado lejos de aquel sueño en que me veía marcando los goles inverosímiles de Johann Cruyff.

Mi hijo es seguidor de Sergio Ramos, que juega en la misma posición que él y en el equipo de sus amores, el Real Madrid. Corre la banda con fuerza y gran velocidad, como el de Camas. Mi hijo es de los que no aceptan fácilmente las derrotas, aunque ahora las lágrimas y los cabreos los reserva para los tropiezos de su propio equipo de fútbol 7. Tras la eliminación de España en el Mundial de Corea, con cinco añitos, se encerró en la despensa a darle patadas a los tetrabik de leche, para que no le viéramos llorar.

Mi hijo lleva el pelo como Sergio Ramos, con gomita y todo. Menudo ceremonial.

Todo lo previo es contexto. Algo que os cuento para haceros comprender la sorpresa en nuestras caras ayer a la hora de comer. Parecería que las noticias de la tele le interesaban menos que el plato de pasta a la boloñesa, pero de pronto oímos eso de que Aznar quiere presentarse a las elecciones a la presidencia del Real Madrid. Y es que mi Sergio Ramos sin acento andaluz planteó con seguridad, con la boca llena y mucho antes de que yo pudiera siquiera empezar a organizar mi mente su respuesta a la noticia: "Pues me hago del Barça".

Animalito político.