Seres de la Tierra Media, de nuevo
John Ronald Reuel Tolkien (1892, Bloemfontein, Sudáfrica - 1973, Oxford, Reino Unido), fue un filólogo y escritor sudafricano de fantasía épica. Fue profesor de anglosajón en la Universidad de Oxford entre 1925 y 1945, y profesor de lengua y literatura inglesa entre 1945 y 1959. Es el autor de obras como El Hobbit, El Señor de los Anillos (obra que le haría mundialmente famoso) y El Silmarillion. La capacidad creativa surgida de su mente es digna de estudio y la más alta consideración.
El escenario de la Tierra Media ocurre en un periodo mítico del pasado de la Tierra. Tolkien insistió en que la Tierra Media es la Tierra en varias de sus Cartas, de las cuales una (núm. 211) calculó el fin de la Tercera Edad en 6.000 años antes de sus propios tiempos. La acción de los libros está en gran parte limitada al noroeste del continente de Endor, implícitamente correspondiente con la Europa de hoy.
El Midgard de los anglosajones sería más o menos equivalente a lo que los griegos antiguos denominaban οικουμένη (oikoumenē), o "el lugar que habita el Hombre", el mundo físico contrapuesto al mundo no visto. El conocimiento de la literatura antigua por parte del autor sudafricano se aprecia diseminado por toda su obra. Middangeard se cita media docena de veces en la épica inglesa medieval del Beowulf, traducido por el propio Tolkien. En la antigua mitología germana y nórdica, base fundamental de los escritos de Tolkien, se creía que el Universo consistía en la unión de nueve mundos físicos. El mundo del Hombre, la Tierra Media, se extendía en el centro de este universo; la tierra de los Elfos, Dioses y Gigantes se extendía alrededor.
La Tierra Media de Tolkien es el hogar de varias razas inteligentes. En primer lugar están los Ainur, seres angélicos creados por Ilúvatar. Después están los Hijos de Ilúvatar: Elfos y Hombres, seres inteligentes creados por Ilúvatar solamente. Los Enanos se dice que fueron hechos por el Vala Aulë, que se ofreció a destruirlos cuando Ilúvatar se enteró. Pero finalmente Ilúvatar perdonó la transgresión de Aulë y adoptó a los Enanos. Tolkien identificó a los Hobbits como una rama de la raza de los Hombres. Los Ents, pastores de los árboles, fueron creados por Ilúvatar ante la petición de la Valië Yavanna para proteger a los árboles de la depravación de Elfos, Enanos y Hombres. Finalmente, los Orcos y los Trolls son criaturas malvadas originadas por Melkor. No son creaciones propiamente dichas, sino "burlas" de los Hijos de Ilúvatar y de los Ents, ya que sólo Ilúvatar tiene la capacidad de dar ser a las cosas. Parece muy probable que los Orcos fueran creados a partir de Elfos corrompidos o de Hombres o ambos.
El Midgard de los anglosajones sería más o menos equivalente a lo que los griegos antiguos denominaban οικουμένη (oikoumenē), o "el lugar que habita el Hombre", el mundo físico contrapuesto al mundo no visto. El conocimiento de la literatura antigua por parte del autor sudafricano se aprecia diseminado por toda su obra. Middangeard se cita media docena de veces en la épica inglesa medieval del Beowulf, traducido por el propio Tolkien. En la antigua mitología germana y nórdica, base fundamental de los escritos de Tolkien, se creía que el Universo consistía en la unión de nueve mundos físicos. El mundo del Hombre, la Tierra Media, se extendía en el centro de este universo; la tierra de los Elfos, Dioses y Gigantes se extendía alrededor.
La Tierra Media de Tolkien es el hogar de varias razas inteligentes. En primer lugar están los Ainur, seres angélicos creados por Ilúvatar. Después están los Hijos de Ilúvatar: Elfos y Hombres, seres inteligentes creados por Ilúvatar solamente. Los Enanos se dice que fueron hechos por el Vala Aulë, que se ofreció a destruirlos cuando Ilúvatar se enteró. Pero finalmente Ilúvatar perdonó la transgresión de Aulë y adoptó a los Enanos. Tolkien identificó a los Hobbits como una rama de la raza de los Hombres. Los Ents, pastores de los árboles, fueron creados por Ilúvatar ante la petición de la Valië Yavanna para proteger a los árboles de la depravación de Elfos, Enanos y Hombres. Finalmente, los Orcos y los Trolls son criaturas malvadas originadas por Melkor. No son creaciones propiamente dichas, sino "burlas" de los Hijos de Ilúvatar y de los Ents, ya que sólo Ilúvatar tiene la capacidad de dar ser a las cosas. Parece muy probable que los Orcos fueran creados a partir de Elfos corrompidos o de Hombres o ambos.
A los trolls raramente se les ve (y en realidad Tolkien no los describe), y son criaturas estúpidas, viles y brutales. Son seres de unos 4 metros de altura, fuerza excepcional y poca inteligencia. Son malvados, les gusta comer carne (cruda, preferentemente). Si los toca la luz del día se convierten en roca.
En el lenguaje metafórico habitual de la 'red' (otra metáfora) por la que metafóricamente navegan todo tipo de seres, muchos inteligentes y otros muchos aparente y literalmente (nada de metáforas aquí) desprovistos de tal don, hay un grupo fácilmente reconocible que podría ser una rama escindida de la última de las razas de la Tierra Media Tolkieniana. Una penosa estirpe que hace lo posible por perder los últimos rasgos en común con las especies superiores de la Tierra Media. La estirpe también identificada con el término 'trolls'.
Se caracterizan por su ignorancia más profunda acerca de los temas de los que les gusta tratar, por su habilidad para entablar conversaciones dignas de los mejores besugos de nuestra flota pesquera, por la intolerancia, por la indecencia, por la indignidad, la contumacia, la cobardía, el matonismo, el afán censor, la negación del oponente imaginario, los falsos testimonios más rocambolescos, el amor a la bronca y una incapacidad supina de comprender el beneficio del diálogo, el intercambio de ideas y el proceso de argumentación racional. Se trata de seres irracionales absolutamente incapaces de discernir, separar, discriminar el grano y la paja; incapaces de tratar una diferencia de opinión sin plantear un duelo a hostias supuestamente argumentativas pero lamentable y negativamente dirigidas ad hominem; incapaces de entrar en casa ajena y confrontar amistosamente ideas en torno a una cerveza o una taza de café sin romper la baraja y a ser posible la vajilla, las lámparas y el mobiliario del anfitrión. Hooligans de salón, escondidos tras la seductora y falaz sensación de anonimato de la red, y que se nutren, sin entenderlos, de los pseudo-argumentarios recién salidos de las factorías de los hooligans mediáticos, desdichados paradigmas de comportamiento encumbrados por sectores enfermos de nuestra sociedad.
Por el bien de todos, ¿no podría alcanzarles la luz del día un día de estos?
2 comentarios:
PubLiqué esta entrada -en mi blog- y el comentario que quise ponerte aquí y no pude "por razones ajenas a mi voluntad" Besos PAQUITA
Me gusta la gente que reconoce que en esta su casa hace y dice lo que le sale de los cojones. Y me gusta porque yo en la mía hago lo mismo.
Esta carta me gusta, y quizás sea porque siempre digo que yo tengo algo de troll.
Y me gustan los troll, porque de alguna manera son los que cambian el mundo. Forman parte de la humanidad. Y cuando se cansan de que les tomen el pelo y de marearles la perdiz con muy buenas maneras, pero descojonándose de ellos, sacan el animal que llevan dentro y cambian las cosas.
Y es que tratar de hablar con botín y escamez, o con rajoy su representante en la tierra, es una perdida de tiempo. Eso lo sabes Tu como lo se Yo, aunque la diferencia cultural entre los dos sea abismal.
Lo que ocurre es que en mi boca causa gracia y en la tuya resultaría soez.
El Canuit
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