Aristóteles, Política (1253a):

"Según esto es, pues, evidente, que la ciudad-estado es una cosa natural y que el hombre es por naturaleza un animal político o social; [....] Y la razón por la que el hombre es un animal político (zôon politikón) en mayor grado que cualquier abeja o cualquier animal gregario es evidente. La naturaleza, en efecto, según decimos, no hace nada sin un fin determinado; y el hombre es el único entre los animales que posee el don del lenguaje. La simple voz, es verdad, puede indicar pena y placer y, por tanto, la poseen también los demás animales -ya que su naturaleza se ha desarrollado hasta el punto de tener sensaciones de lo que es penoso o agradable y de poder significar esto los unos a los otros-; pero el lenguaje tiene el fin de indicar lo provechoso y lo nocivo y, por consiguiente, también lo justo y lo injusto, ya que es particular propiedad del hombre, que lo distingue de los demás animales, el ser el único que tiene la percepción del bien y del mal, de lo justo y lo injusto y de las demás cualidades morales, y es la comunidad y participación en estas cosas lo que hace una familia y una ciudad-estado."

miércoles, 7 de febrero de 2007

Franco ayer y hoy


Yo no asociaba a la derecha moderna con la Guerra Civil. Pero ciertos episodios recientes me han obligado a ello. Y son episodios en los que ellos solos se han metido porque les ha dado la gana, con la única intención de arañar los votos del reducto social franquista, además de tratar de lograr mejorar la imagen de la derecha, cogiendo el pasado y edulcorándolo. Son lances como la recomendación por parte de Aznar de la obra de Moa en rueda de prensa, que es muy fuerte; o invitar al mismo Moa a un acto de desagravio por "el expolio" de los papeles de Salamanca, expoliados de la Generalitat por las tropas franquistas y protegidos con celo merecedor de causas mejores por el neofranquista Lanzarote que se apropia de modo indebido de la frase que Unamuno (con protesta de 44 familiares) dirigió a los franquistas como para decir "ahora sois vosotros los que vencéis sin convencer", poniéndose el mismo en la piel de los franquistas, de modo descarado; o montar la pirula del siglo porque el gobierno de Zapatero en una remodelación de los jardines de un ministerio quita una estatua de Franco, después de los miles de estatuas que se quitaron durante la transición, insistiendo en por qué no quitan también la de Largo Caballero (de nuevo haciendo trincheras ellos y nosotros, los franquistas); o bien orquestar follones en torno a actos a los que acude Carrillo como invitado, después de casi dos décadas en las que fue líder del PCE y responsable directo de su modernización y aceptación de las reglas de una monarquía parlamentaria; o disculpar las palabras medio golpistas de un militar con el peregrino argumento de que, claro, con los líos que está montando Zapatero con España "es normal" que se inquiete el ejército; o diciendo, como Fraga, ministro de Franco, qué casualidad, que Tejero y los golpistas del 23-F actuaban con "buena intención"; o, recientemente, apropiándose indebidamente del himno y la bandera, arrojándoselos a la cabeza de ZP, al que empujan amablemente "al hoyo con su abuelo", fusilado en León en 1936 por haberse mantenido fiel a la República en su puesto como militar.
Si la derecha española no quiere que se le asocie con Franco, que reniegue de ese pasado y lo denuncie, que lo presente como un pasado equivocado parte de la historia trágica de todos los españoles, como hace la derecha moderna y moderada alemana con Hitler. En Alemania, por cierto, y en varios países de Centroeuropa el negacionismo en un delito.
Si no lo hacen así, es porque no quieren. Sólo podemos deducir que muchos de ellos son franquistas o simplemente que no desprecian esos votos.

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