Aristóteles, Política (1253a):

"Según esto es, pues, evidente, que la ciudad-estado es una cosa natural y que el hombre es por naturaleza un animal político o social; [....] Y la razón por la que el hombre es un animal político (zôon politikón) en mayor grado que cualquier abeja o cualquier animal gregario es evidente. La naturaleza, en efecto, según decimos, no hace nada sin un fin determinado; y el hombre es el único entre los animales que posee el don del lenguaje. La simple voz, es verdad, puede indicar pena y placer y, por tanto, la poseen también los demás animales -ya que su naturaleza se ha desarrollado hasta el punto de tener sensaciones de lo que es penoso o agradable y de poder significar esto los unos a los otros-; pero el lenguaje tiene el fin de indicar lo provechoso y lo nocivo y, por consiguiente, también lo justo y lo injusto, ya que es particular propiedad del hombre, que lo distingue de los demás animales, el ser el único que tiene la percepción del bien y del mal, de lo justo y lo injusto y de las demás cualidades morales, y es la comunidad y participación en estas cosas lo que hace una familia y una ciudad-estado."

jueves, 1 de marzo de 2007

Bermejo el rojo

Bermejo es un sinónimo poco usado de "rojo" en castellano, donde podemos encontrar muchos otros,
  1. Tanto de origen latino, como ardiente, candente, cobreño, coccíneo, colorado, crocino, eritreo, hosco, ígneo, purpúreo, purpurino, rojo, rosáceo, rosillo, roso, royo, rúbeo, rubescente, rubicundo, rubio, rubro, rucio, rufo, rútilo, sabino, sangriento, sanguíneo, sanguino, sanguinolento, soro, tinto.
  2. Como no latino sino de otros orígenes como... árabe: alazán, aloque, carmesí, rodeno, taheño; francés: punzó, graneé; portugués: lacre, sabino; de las lenguas indígenas americanas, generalmente usados allende el Atlántico, entre ellos, p. ej., calamaco, catire, guacama-yo, pangaré, etc.
Finalmente, hay cerca de 200 adjetivos y otros medios más de referirse a este color, con todo tipo de connotaciones, por lo general poco positivas.
Al menos desde el Ejército Rojo de Trabajadores y Campesinos (RKKA, del ruso Рабоче-Крестьянская Красная Армия, Raboche-Krestianskaya Krasnaya Armia), denominación oficial de las fuerzas armadas organizadas por los bolcheviques durante la Guerra Civil Rusa en 1918, "rojo" fue pasando a denominar a las fuerzas comunistas primero y, en particular en España, "rojo" pasó a denominar prácticamente a cualquier resistente republicano durante la Guerra Civil y a cualquier desafecto al régimen durante la dictadura franquista.
El color rojo es en alemán rot, en inglés red, en ruso krasnyj. En las otras lenguas romances es: portugués vermelho (de vermiculus, como nuestro bermejo, el catalán vermell y el francés medieval vermeil, de donde a su vez el inglés medio vermail), francés rouge (de rubeus como nuestro rubio), italiano rosso (rossus) y rumano rosu (rossous) como nuestro rojo (rosseus).
Centrándonos en bermejo, la etimología nos lo pone en relación con el quermes, un insecto hemíptero parecido a la cochinilla, que vive en la coscoja. Del quermes se extrae un pigmento rojo utilizado como colorante, y por eso los romanos llamaron vermiculus (de donde > vermiclu > vermelho, bermejo) o "gusanito, bichito" al color.
Bermejo es también el apellido del "ministro rojo", bestia negra de la derecha española antes de ser nombrado y acosado en tromba por los colmillos conservadores en el Congreso y en los micrófonos. Me temo que será una constante. Eso sí. Ni un paso atrás. Los revolcones retóricos a los que somete a quien le acosa son una de las pocas alegrías parlamentarias de la mayoría rodeada, como los diez millones de chinos del chiste que lloran porque están solos. (Ya sabéis, el típico chiste español políticamente incorrecto). Y además el rojo Bermejo (perdón por la redundancia) cita poesía: "Tener para la ofensa recibida / pronto perdón y olvido para el daño, / y siempre exento de maldad y engaño / llevar la frente por el mundo erguida". ¡Qué alegría! No teníamos nada así desde otro gran parlamentario... rojo: Alfonso Guerra, cuyo apellido también era un aptónimo (como el pescador que se apellida Pescador o el político que se apellida Aznar, derivado del latín asinarius, literalmente "el pastor de los asnos").

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