Bronca y razón
Hace ya casi un año hablábamos en este lugar de Norberto Bobbio, el prestigioso politólogo italiano, que escribió en 1995 un pequeño estudio acerca de los conceptos izquierda y derecha en política. Hay una traducción española de 2000 titulada Derecha e izquierda, publicada en Barcelona. En él se señala que la esencia de la distinción entre ambas "es la diferente actitud que las dos partes (...) muestran sistemáticamente frente a la idea de igualdad: aquellos que se declaran de izquierdas dan mayor importancia en su conducta moral y en su iniciativa política a lo que convierte a los hombres en iguales, o a las formas de atenuar y reducir los factores de desigualdad; los que se declaran de derechas están convencidos de que las desigualdades son un dato ineliminable, y que al fin y al cabo ni siquiera deben desear su eliminación". A partir de aquí, y cruzando el concepto de igualdad con el también esencial de libertad, el espectro político es una línea en la que se pueden distinguir varios puntos de referencia:
- Extrema izquierda. Jacobinismo. Igualitarios y totalitarios.
- Centro izquierda. Socialismo liberal y socialdemocracia. Liberales e igualitarios.
- Centro derecha. Conservadores; democrátas que no van más allá de la igualdad ante la ley. Liberales y desigualitarios.
- Extrema derecha. Fascismo, nazismo. Antiliberales y antiigualitarios.
Hoy no quisiera oponer derecha e izquierda, sino moderación y radicalidad. Confieso que la idea me ronda la cabeza estos días al ver al PP dudar sobre lo estratégicamente correcto para el futuro, pero es algo en lo que ya he pensado a lo largo de la legislatura anterior, en la confrontación de discursos políticos varios. En la estructura bobbiana se reserva para las posiciones 'moderadas' de centro-izquierda y centro-derecha el concepto de 'libertad', y se caracteriza a las posiciones extremas por el concepto de 'totalitarismo' o ausencia de libertad (salvo para los dirigentes...).
Yo creo que lo que con más claridad define la posición de alguien en el espectro político es el modo de defender y tratar de implementar las posiciones propias. Sean cuales sean los argumentos es el modo en que se tratan de poner en práctica, incluso más que el fondo de lo que se sostiene, lo que aparece y se percibe como más extremado. Un ejemplo paradigmático lo tenemos con ETA y el PNV. Ambos comparten un ideario de segregación, pero unos se sirven de pistolas como argumentos centrales. Otros de la palabra y la política.
Yo creo que lo que con más claridad define la posición de alguien en el espectro político es el modo de defender y tratar de implementar las posiciones propias. Sean cuales sean los argumentos es el modo en que se tratan de poner en práctica, incluso más que el fondo de lo que se sostiene, lo que aparece y se percibe como más extremado. Un ejemplo paradigmático lo tenemos con ETA y el PNV. Ambos comparten un ideario de segregación, pero unos se sirven de pistolas como argumentos centrales. Otros de la palabra y la política.
Uno puede tener ideas que se pueden percibir como radicales. Claro. Pero si las defiende con respeto, razón y argumentos persuasivos, con afán de mover la opinión ciudadana, su planteamiento no es totalitario, sino que se fundamenta en la libertad democrática, en la persuasión de un demos libre.
Otro puede tener ideas que, en el fondo, quizá no sean más radicales. La radicalidad relativa puede incluso ser menor. Pero si el modo de presentación es bronco, duro, gruñón y exaltado, (aunque por supuesto, en el estado de derecho, todo lo dilucide la voluntad ciudadana), el camino seguido aproxima al que lo transita a los modos totalitarios, en el sentido de que no apela a la persuasión argumentada, sino a la adhesión al liderazgo.
Los conceptos de talante, paz, educación para la ciudadanía, alianza de civilizaciones, diálogo y negociación han sido, por su asociación a la figura de José Luis Rodríguez Zapatero, vilipendiados y ridiculizados por una parte muy importante de la derecha social, política y mediática españolas en los últimos años. Pero son, todos ellos, el botón de muestra del modo en que, al parecer, una mayoría social percibe el camino de asimilación ciudadana de posiciones varias. Que pueden ser discutibles, por supuesto, pero que se ofrecen con un espíritu de persuasión del ciudadano libre e igual.
De ahí, la imagen de moderación asociada a este talante para una mayoría de españoles.
Enfrente tenemos el otro modelo, el que va a la contra, el que ridiculiza o denigra a las personas, calumnia, se sirve del alomojó y las conspiranoias, del revisionismo histórico, y de la hipérbole catastrofista como principal recurso retórico. El que no busca persuadir sino fidelizar, el que no utiliza argumentos sino tremendismos, el que no usa la razón, sino la bronca.
De ahí, la percepción (compartida incluso, según las encuestas, por sus votantes), de que la cúpula directiva de este PP se aleja del centro y camina hacia posiciones denominadas de derecha extrema, concediéndoles que sus posiciones no son totalitarias pues respetan, sui generis a veces (boicot a EpC), el ordenamiento legal.
Ahora están en una interesante encrucijada. ¿Han sido sus posiciones insuficientemente duras para ganar o ha sido la dureza excesiva lo que ha provocado su derrota? Yo tengo clara mi respuesta, ¿y tú?
Otro puede tener ideas que, en el fondo, quizá no sean más radicales. La radicalidad relativa puede incluso ser menor. Pero si el modo de presentación es bronco, duro, gruñón y exaltado, (aunque por supuesto, en el estado de derecho, todo lo dilucide la voluntad ciudadana), el camino seguido aproxima al que lo transita a los modos totalitarios, en el sentido de que no apela a la persuasión argumentada, sino a la adhesión al liderazgo.
Los conceptos de talante, paz, educación para la ciudadanía, alianza de civilizaciones, diálogo y negociación han sido, por su asociación a la figura de José Luis Rodríguez Zapatero, vilipendiados y ridiculizados por una parte muy importante de la derecha social, política y mediática españolas en los últimos años. Pero son, todos ellos, el botón de muestra del modo en que, al parecer, una mayoría social percibe el camino de asimilación ciudadana de posiciones varias. Que pueden ser discutibles, por supuesto, pero que se ofrecen con un espíritu de persuasión del ciudadano libre e igual.
De ahí, la imagen de moderación asociada a este talante para una mayoría de españoles.
Enfrente tenemos el otro modelo, el que va a la contra, el que ridiculiza o denigra a las personas, calumnia, se sirve del alomojó y las conspiranoias, del revisionismo histórico, y de la hipérbole catastrofista como principal recurso retórico. El que no busca persuadir sino fidelizar, el que no utiliza argumentos sino tremendismos, el que no usa la razón, sino la bronca.
De ahí, la percepción (compartida incluso, según las encuestas, por sus votantes), de que la cúpula directiva de este PP se aleja del centro y camina hacia posiciones denominadas de derecha extrema, concediéndoles que sus posiciones no son totalitarias pues respetan, sui generis a veces (boicot a EpC), el ordenamiento legal.
Ahora están en una interesante encrucijada. ¿Han sido sus posiciones insuficientemente duras para ganar o ha sido la dureza excesiva lo que ha provocado su derrota? Yo tengo clara mi respuesta, ¿y tú?
8 comentarios:
El otro día encontré un blog que se titulaba "Libertad de expresión, imbécil". Sí, sí, ponía IMBECIL seguido de Libertad de expresión y una coma.
Visto el contenido, así como el de los afines que publicitaba, no puedo sino estar más o menos de acuerdo con tus palabras.
Conclusión: el citado blog era de alguien que apoyaba más que incondicionalmente a... Bueno, ya lo imaginas.
Un abrazo.
Animal, conozco un poco a Bobbio y le tengo admiración y respeto, pero creo que simplifica con las clasificaciones basadas en la ideología política (al menos en lo que veo que has puesto). Por poner un ejemplo, hay gente en la extrema izquierda que es federalista y sin embargo en el PSOE alguno se declara jacobino (en la concepción moderna de centralidad democrática).
Pero dejando a un lado a Bobbio, estoy de acuerdo contigo. Se puede defender todo, todo, siempre que se haga con respeto y sin violencia (tampoco verbal).
Salud y República
Txantxangorri, qué cosas no veremos en la blogosfera cuando los medios de comunicación de masas 'serios' hacen lo que hacen con el periodismo...
Sí, Rafa, claro, tienes razón. Eso sí, el esfuerzo de Bobbio es considerable, digno de encomio, al tratar de sistematizar lo que parece imposible, conceptos tan manidos como etéreos, del tipo de los que trata en ese librito, de lectura difícil, francamente.
Yo, apreciado Animal, tengo otro libro. "El crepúsculo de las ideologías" de Gonzalo Fernández de la Mora. Este autor señala que las ideologías atraviesan una crisis profunda en las sociedades posindustriales. Porque las ideologías oscilarían entre la utopía y la panacea. Pero afirma que cuanto mayor es la racionalización y el desarrollo del grupo humano, menor es la vigencia de las recetas simplistas de los demagogos. Esto explica mucho de la apatía de los ciudadanos. La interiorización de las creencias y la subjetivación de la cultura por contra nos han llevado a un relativismo.
Pero el mismo autor nos habla que otra cosa que las ideologías (subproductos mentales o pseudoideas) son los ideales como arquetipos en el sentido de objetivos o modelos.
Los síntomas del crepúsculo ideológico los advierte en: a) en el desisnterés ciudadando por la política, b) en la convergencia entre las ideologías contrapuestas -el socialismo que abdica de la lucha de clases o el liberalismo que admite la función social de la propiedad-, c) la racionalización de la ética, la administración y la propia política, d)las religiones sueltan lastre terrenal y e) con el desarrollo económico en las sociedades avanzadas pierden mucho de sus pretextos las ideologías redentoras.
Hasta aquí el libro. Todo lo polémico que se quiera. Estoy contigo que el lenguaje de la política es muy importante. Creo que ya lo hemos hablado anteriormente. Y que es bastante peligroso porque es el vector o avanzadilla de posteriores hechos.
Pero lo mismo que te digo lo anterior, es lo cierto que se puede predicar talante y a la par concluir acuerdos con unos donde se estipula el no llegar a ningunos otros acuerdos con terceros.
Por lo demás me creo que es un lugar común tildar a esta derecha de derecha extrema. Diría más; es tan caricatura como las caricaturas que ha hecho la oposición respecto de alguna posición de este gobierno. Saludos cordiales.
Yo creo, Dardo, que las ideologías no están en vías de desaparición, sino que constantemente se adaptan a las nuevas generaciones de humanos.
No comparto que exista apatía o desinterés por la política. Hay hartazgo en muchos sectores, pero no alejamiento. Casi un 80% de españoles votaron el 9 de marzo, un índice muy alto incluso en España, donde la participación suele ser más alta que la de los países de nuestro entorno.
No comparto tu alusión al Tinell. Creo que esto lo he discutido mil veces, pero de este pacto no es artífice Zapatero, sino el PSC y el resto de fuerzas catalanas, y no afecta al conjunto de España. En cualquier caso, no es más que poner por escrito un acuerdo estratégico entre fuerzas políticas, al que tienen pleno derecho. También el PP lo hace, aunque no lo ponga por escrito. Un Pacto del Tinell de facto, y más grave, es lo que hizo el PP canario con sus socios de CC: excluir del gobierno a la fuerza mayoritaria en las elecciones. El PP en Cataluña, por contra, no es mayoritario, sino una fuerza residual.
Creo que sería oportuno reflexionar también sobre cuáles son las causas por las que se llega al Pacto del Tinell. Qué razones mueven a los firmantes. Si el PP y sus simpatizantes reflexionaran algo sobre ello estarían más cerca de comprender qué sucedió el 9 de marzo.
Y por último, tildar a esta derecha de derecha extrema (que no es lo mismo que extrema derecha) es resultado de una percepción de su mensaje y de sus modos, que trato de justificar en el post. Lo veo así.
Un abrazo, amigo.
Pactar que no se llegará a ningún acuerdo con el PP (aplicarle un cordón sanitario) es una cosa, y que los partidos se coaliguen para gorbernar en detrimento de la fuerza más votada es otra. De hecho suena un poco a broma la referencia a Canarias: ¿qué queríamos hacer en Navarra? ¿qué se ha hecho en Galicia? ¿y en las Islas Baleares? ¿Y en Cantabria?
Además, en el Pacto se precisa que esas fuerzas acuerdan impedir la presencia del PP en el «gobierno del Estado» y «renuncian» a establecer con ese partido pactos estables en las Cámaras estatales.
¡Por Dios! ¿Cómo puede decir que es peor un pacto entre la segunda y la tercera fuerza política?
Creo que su marco (en sentido lakoffiano) está para revisar.ç
Una cosa es defender que a la derecha (total 10.000.000 de votos) hay que dejarla fuera del juego democrático y pasar de pactar nada con ella, y otra es decir que peor es lo de Canarias.
O no. Uno ya no sabe al final que es lo normal. ¿Es normal que el PSC caracterice de asesinos (de Reservoir Dogs) en su campaña electoral?. Igual el anormal soy yo.
Posdata: Zapatero dijo en el debate que él no sabía que era eso del Tinell. Lo llevaba en su libro blanco. ¿Ignorancia, mentira o falsedad? Chi lo sa?
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