La justicia injustificable de la guerra
En toda guerra hay muertes. Es una de las razones que las hacen injustificables. Quizá la razón principal.
La lógica de la guerra es la muerte. Yo me impongo a ti porque te mato, y, muerto, discutes menos. No voy a entrar ahora en quién es culpable o desencadenante de la guerra, que es otro capítulo del que tengo una opinión. Pero "nuestra guerra", la guerra civil del 36-39, produjo mucha muerte y mucho dolor. No sólo en el campo de batalla, donde una guerra, inevitablemente, produce muerte, sino también en retaguardia, a sangre fría, en los patios de las prisiones, junto a una cuneta, en un monte, junto al río, con o sin pantomima de proceso judicial, con frecuencia con la presencia y asistencia de un confesor, no siempre solicitado.
Hubo muchas muertes "civiles" en nuestra guerra del odio. Muchas en ambos bandos. Uno de los bandos, el vencedor, extendió esa lógica después de la guerra, incluso décadas después. Ser sospechoso o incluso ser simplemente acusado de "auxilio a la rebelión", el eufemismo por el cual se referían las autoridades franquistas a quienes permanecieron fieles al legítimo régimen republicano, fue motivo de prisión o de ejecución. En lo referente al número de muertes de civiles durante la guerra civil y el franquismo está perfilándose un consenso casi general en la historiografía profesional (la no profesional puede decir y dice lo que le viene en gana, pero la verdad no está entre sus objetivos) y las cifras se mueven en un entorno bastante acotado: 40.000-60.000 en la zona republicana y 130.000 en la nacional (los datos proceden del repaso de cifras de Anthony Beevor en su La Guerra Civil Española, de 2005). Hubo violencia descontrolada en ambos bandos, aunque de naturaleza distinta. Libros como La justicia de Queipo, de Francisco Espinosa Mestre o Franco, Caudillo de España, de Paul Preston, nos dan buena idea de la represión franquista en particular.
Durante la guerra cayeron entre 90.000 y 140.000 españoles ante la represión de los "nacionales", según las cuentas que ofrecen los historiadores, pero la tarea quedó inacabada y, después de la guerra, cayeron otros entre 40.000 y 60.000 (vid. Beevor). El derramamiento frío de esta sangre es aún más indignante, una vez derrotada la república.
En la España rural en particular los muertos a manos de la represión republicana o los muertos "nacionales" en el campo de batalla gozaron de placas conmemorativas y ceremonias de desagravio y recuerdo honroso ya en la década de los cuarenta. Esas placas siguen ahí, en las iglesias de nuestros pueblos.
En la España rural en particular los muertos a manos de la represión franquista o los muertos "rojos" en el campo de batalla fueron motivo de vergüenza y escarnio público de sus familiares y amigos. Los hijos, las madres, las hijas, los padres, los nietos y nietas, amigos, primos, sobrinos, hubieron de ocultar su parentesco, obviar su relación, minimizar su amistad, disimular o truncar la expresión pública del dolor. Sus muertos siguen en la cuneta, junto al río, bajo una carretera, en una fosa común. Y no tienen placas.
La Ley de Memoria Histórica e iniciativas semejantes ya fueron motivo de absurdos debates a lo largo de la legislatura pasada. Yo no lo puedo entender. El juez Garzón parece que está planteándose hacer un listado de muertos y/o represaliados por el franquismo, un listado que gozaría de respaldo judicial, del respaldo de una de las tres patas del estado de derecho, y que supondría un reconocimiento tardío pero justo a víctimas inocentes de un régimen tiránico y sin garantías. El nieto, el padre, podría descansar para siempre. Su memoria, su familia encontrarían otro descanso.
Decir, como Rajoy, que "abrir heridas del pasado no conduce a nada" muestra que, el PP, digan lo que digan, sigue sintiéndose en la necesidad de dar voz al franquismo latente. El PP es el abogado defensor de los desmanes de la represión franquista. Y lo es porque cree que así gana votos. Es uno de los puntos más negros de la España negra. Defender al franquismo te da votos. Mejor dicho, minimizar crímenes contra la humanidad te da votos.
"Pelillos a la mar". Olvidemos esas decenas de miles de vidas truncadas. Es mejor olvidar y que el abuelo siga en la cuneta. Y si el nieto se puede reunir con él, casi mejor. Mientras, podemos seguir canonizando mártires en Roma, ondeando la bandera. Hay que defender a España.
8 comentarios:
Mi marido siempre me dice, cuando sale este tema, que los españoles no tenemos memoria... lo dice porque lo siente y porque lo ve desde que vive en España...
Antes de que los militares argentinos abandonaran las poltronas que habían arrebatado de manera indecente y mantenido de manera genocida, las madres de la Plaza de Mayo habían empezado a dar vueltas a la plaza, clamando por sus desaparecidos, cuando aún muy pocos podían creer lo que estaba pasando. Se celebraba la victoria de un mundial sub-21, con Maradona de líder y miles de porteños los aclamaban, mientras esas madres con sus pañuelos blancos hacían cola a pocos metros, en la avenida de Mayo, en un local que les había prestado un grupo editorial (La Prensa) para dar cuenta de la desaparición de sus hermanos, hijos y nietos... lo hacían con los asesinos a pocos metros, con un par, porque cuando se ha perdido el rastro de un ser querido... ¿qué te queda?, solo la gana de morir... o de luchar.
En España hay poca memoria, animal, debería ser un clamor lo que pasa con tantos miles de muertos, que además no son anónimos, tienen nombre y apellidos, que están tirados en cualquier lugar, sin una lápida a la que ir a llorar. Cuando ya casi no quedan hijos de tantos muertos y los nietos viven en la desesperanza de un país desmemoriado, adocenado, alienado, despreocupado... desvergonzado.
Quizás Garzón debería haber empezado por nuestros desaparecidos, en vez de irse a Chile o Argentina... pero nunca es tarde. Clamorosamente va a tener que luchar contra el poder más inmundo: LA IGLESIA CATÓLICA ESPAÑOLA, culmen de la mayor de las ignominias, al haber ignorado a miles de sus hijos asesinados y cobijar a sus asesinos durante décadas.
Sencillamente, me siento avergonzada muchas veces del país que me ha tocado en suerte e irremediablemente lejos de los que han querido, quieren y querrán que nunca descansen en paz todos los muertos.
Estimado amigo,despues de muchisimo tiempo sin visitarte,y sin saber nada de ti,(por motivos que no vienen al caso),hoy de nuevo te visito, y de nuevo me alegro de verdad por tener un amigo como tu,una persona que no se arredra ante los descalitivos de los que piensan que la memoria esta mejor amordazada.
Tu entrada me ha tocado la fibra sensible,como nieto de "desaparecido" me siento en la obligacion de escribir mucho sobre el tema,pero me levanta el animo el ver que hay muchos como yo,personas que siguen luchando por que la justicia y la verdad triunfen sobre el cinismo y la mentira.
Recibe un cordial saludo de otro salmantino.
Pues el Canuit también ye nietu de desaparecido. Tal es así, que cuando parte de la familia se entero 40 años después de acabar la gueera, comentaban q el nieto de fulanito se casaba con la nieta de menganito.
Mi abuelo materno fue sacado de casa al anochecer por los republicanos delante de su mujer y sus ocho hijos y nunca mas volvió a casa. A dia de hoy tampoco sabemos donde lo tiraron.
El abuelo de mi mujer muerto el generalisimo seguia diciendo: cagon me mesmo, como no voy a ser rojo si naci el 1 de Mayo.
Yo nací el día de navidad y soy republicanu hasta la médula.
Paradojas de la vida estos politicos de hoy en día sacan una ley a medias y siguen sin tener cojones de poner a la iglesia y a la derecha en su sitio.
No nos engañemos, los votos también les pesan a ellos.
Espero que todos encuentren a sus muertos aunque mi madre y yo no encontremos el nuestru.
El Canuit
El Canuit
Este país no mirará hacia adelante mientras no demos la cara al genocidio franquista.
Apoyo plenamente la iniciativa de Garzón: es una deuda que tenemos hacia aquellos que lucharon por un régimen democrático, pero también se lo debemos a nuestros hijos, para que construyan una España sin heridas, abierta y generosa.
En fin..., este tema me pone un poco triste, la verdad.
(qué razón tienes, blanca¡)
Lo que siempre me sorprende de esto es que parece ser que nuevamente hay "que no hacer nada" cuando los demás ya han hecho lo que tenían que hacer. Los malos, el infierno, siempre son los otros.
Por cierto, Animal, ¿cómo me pongo en contacto contigo, para una importante consulta filológica?
Es signficativo, Blanca, que en España no supone polémica alguna apoyar a las madres de Plaza de Mayo, que gozan de simpatía generalizada. Argentina, con las heridas mucho más próximas en el tiempo, ha tratado el asunto con más claridad, interviniendo incluso el propio Garzón, sin oposición alguna por parte de los períódicos de nuestra ubicua derechona. En esto se merecen el apelativo.
Gracias, Navegante, gracias, Canuit.
Yo he contado más veces ya que mi familia no tuvo mayores problemas. Mi abuelo materno fue llevado a prisión por los republicanos. Todo el mundo sabía que los domingos iba a misa. Salvó su vida de milagro, por un golpe de suerte merecedor de una película de Berlanga.
Mi abuela paterna era maestra republicana y fue acusada de 'roja', pero un cura relativamente progre en su pueblo intervino y la cuestión se quedó en una sanción relativamente menor.
Gracias, Madeleine.
SuperSanti, mira tu correo.
Abrazos a todos.
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