La naturaleza no da saltos, ¿o sí?
Esta frase famosa lucía intermitentemente en mi adormecido cerebro hace unas horas, hacia las seis de la mañana, hora española, cuando, tumbado en el sofá, veía las lágrimas de Jesse Jackson y los simpatizantes anónimos y escuchaba los gritos de Chicago según avanzaban por la plataforma los integrantes de la familia que ocupará en breve la Casa Blanca, vestidos de negro y rojo, niñas y padres.
Obama ha derrotado a McCain por siete puntos porcentuales en el voto popular. Obama ha obtenido 65,4 millones de votos y McCain 57,4. Quizá podría parecer que el vuelco no es tan espectacular, pero tiene unas dimensiones muy especiales. Obama es mulato, hijo de un africano de Kenia y una americana blanca de Kansas, un estado del Bible Belt que ayer votó, claro, por McCain. Obama fue solamente el tercer senador negro de la Historia de los Estados Unidos. Hace cuatro años. Hoy es presidente electo.
Obama ha logrado activar el voto afroamericano, tradicionalmente abstencionista, a unos niveles realmente espectaculares. Así ha ganado estados sureños que parecían republicanos por definición: Virginia, Carolina del Norte (sin confirmar aún), Indiana, Florida. También ha logrado el apoyo de casi el 70% de los votantes hispanos, una gesta impresionante conociendo el cierto recelo que ha existido entre ambos grupos históricamente. Y ha logrado el voto aplastante de la juventud (en torno al 70%), que es el voto del futuro, así como, por supuesto, el voto urbano de todos los estados.
El mundo le mira y la posibilidad de desencanto es evidente. Pero la naturaleza, ayer, dio un salto, por mucho que la América rural, o los Oklahoma, Utah o Alabama siguieran con el voto de siempre (66%, 63% y 60%). Por mucho que los mayores de 70 años y los varones blancos (aunque un 44% de estos están con Obama) siguieran votando a los republicanos, impertérritos al desaliento. Por mucho que los evangelistas o los amantes de las armas y la música country no hayan visto que la historia pasaba justamente por delante de sus casas.
6 comentarios:
Lo cierto es que me alegra profundamente saber inglés y poder entender las cosas que dice este señor en su justo tono.
Su discurso es absolutamente emocionante... ahora a ver si le dejan...
Felicidades, que sé la esperanza que tienes en Obama. Hoy hemos visto caminar a la Historia, por delante de nuestras casas.
Que la retórica es una de sus armas indiscutibles es evidente. Pero, ¿no es un recurso maravilloso para cambiar el mundo? ¿no es un soplo de aire fresco increíble si lo comparamos con... ya sabéis quién?
Gracias, Gracchus. Sí, aprecio mucho a Obama, creo que es uno de los políticos que marcará una generación. Un caso muy especial. Y creo que el mundo se va a beneficiar de la decisión de ayer, sin dejar de reconocer que no van a empezar a atar a los perros con longaniza desde el próximo mes de enero.
Tu no viviste esta sensación, animal.
Yo ya la he vivido con Kennedy, mi auténtico heroe cuando con apenas 15 años me estaba empezando a interesar la política.
Y aunque nos decepcionó en muchas cosas, es cierto que la ilusión que hace emanar la sola presencia de Obama y la seguridad con que nos hace llegar su discurso, nos hace recordar aquella otra presencia y su discurso de "cambio" que tanto nos ayudó en la formación de nuestros ideales.
Yo lo viví con 15 años y ahora la satisfacción se multiplica por lo que significa de hito en la historia, no solo americana, que este hombre haya llegado a la Casa Blanca. Lo que parecía mentira que pudiera llegar a pasar, ha pasado. En el país capaz de lo peor, pero también de lo mejor, como lo que esta noche ha ocurrido, todo es posible. También lo recordó Obama en su discurso.
Espero que la grandeza que ahora ha tenido lugar tarde en deshacer sus ilusiones y, de paso, las nuestras.
La naturaleza no da saltos...pero hoy nuestro corazón sí lo ha hecho
Afectuosos saludos !
Merce
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