Aristóteles, Política (1253a):

"Según esto es, pues, evidente, que la ciudad-estado es una cosa natural y que el hombre es por naturaleza un animal político o social; [....] Y la razón por la que el hombre es un animal político (zôon politikón) en mayor grado que cualquier abeja o cualquier animal gregario es evidente. La naturaleza, en efecto, según decimos, no hace nada sin un fin determinado; y el hombre es el único entre los animales que posee el don del lenguaje. La simple voz, es verdad, puede indicar pena y placer y, por tanto, la poseen también los demás animales -ya que su naturaleza se ha desarrollado hasta el punto de tener sensaciones de lo que es penoso o agradable y de poder significar esto los unos a los otros-; pero el lenguaje tiene el fin de indicar lo provechoso y lo nocivo y, por consiguiente, también lo justo y lo injusto, ya que es particular propiedad del hombre, que lo distingue de los demás animales, el ser el único que tiene la percepción del bien y del mal, de lo justo y lo injusto y de las demás cualidades morales, y es la comunidad y participación en estas cosas lo que hace una familia y una ciudad-estado."

miércoles, 24 de diciembre de 2008

La hipérbole cotidiana

Un ejemplo popular es aquello de "le dio bofetadas hasta en el carnet de identidad".

Eso sí, el efecto retórico se basa en el proceso del "extrañamiento", en lo, en cierto modo, inesperado de la expresión, lo que la convierte en un aldabonazo al entendimiento.

Pero la hipérbole, literalmente el acto de "pasar por encima", es menos hipérbole si uno es hiperbólico en la frecuencia de uso de la hipérbole. Esto lo convierte a uno en un voceras. Si hablas en un tono normal y de pronto das un GRITO, sorprendes. SI HABLAS GRITANDO TODO EL TIEMPO, ERES UN VOCERAS VULGAR Y ABURRIDO.

Suelo entretenerme en este tipo de asuntos cuando vuelvo cada día a ver a politicastros, periodistoides y blogoparanoicos (conozco alguno), pegados como lapas a la hipérbole de la que abusan y que no saben usar.

A cuento de no sé qué nuevo desarrollo en la apestosamente absurda polémica por el Archivo de la Guerra Civil de Salamanca, el portavoz pepero del ayuntamiento de esta noble ciudad nos contaba a los sufridos conciudadanos suyos que "el presidente del gobierno ha vuelto a mostrar SU MÁS ABSOLUTO DESPRECIO POR SALAMANCA Y POR CASTILLA Y LEÓN". Se olvidó añadir "y de España, del mundo, del Universo y de todo lo demás".

3 comentarios:

ybris dijo...

Corruptio optimi, pessima.
Hiperbolizar la hipérbole, voceras.
Y encima más fáciles de rebatir: por voceras, por parciales y por errados.

Abrazos.

Antonio Flórez dijo...

Una vez más he de descubrirme ante su forma de enfocar algo que ya no admite enfoque apreciable desde otros ángulos. A mí me ocurre con las condenas ante los atentados: en un simil con los usos hiperbólicos a los que hace aquí referencia, me encuentro en ese tema ante la situación del que ya ha dicho tanto y tan fuerte, que no sabe qué más decir ni con qué nuevo punto de volumen hacerlo, con lo que acaba pareciendo que ese último atentado no lo condena uno con igual firmeza.

Me pasa también con multitud de frases hechas de las que huyo como de la peste, y que tan socorridas resultan para los políticos al uso. Un caso muy de los últimos años es la expresión "tolerancia cero" aplicada a múltiples conductas delictivas o, cuanto menos, condenables. No la he usado en mi vida porque me harta ver cómo se usa continua e indiscriminadamente, y creo que pierde valor.

Un saludo y felices Fiestas.

Anónimo dijo...

Tamañas estupideces en los peperos no me sorprenden, es mas me congratulan. Solo lo siento por mi viejo, porque alguien pueda pensar que es como ellos.
De todas formas, que quien nos gobierna, solo le preocupe darle los papeles a sus legítimos dueños, y no sus muertos a las familias que se los arrebataron, me parece mucho más indignante.
El Canuit