Aristóteles, Política (1253a):

"Según esto es, pues, evidente, que la ciudad-estado es una cosa natural y que el hombre es por naturaleza un animal político o social; [....] Y la razón por la que el hombre es un animal político (zôon politikón) en mayor grado que cualquier abeja o cualquier animal gregario es evidente. La naturaleza, en efecto, según decimos, no hace nada sin un fin determinado; y el hombre es el único entre los animales que posee el don del lenguaje. La simple voz, es verdad, puede indicar pena y placer y, por tanto, la poseen también los demás animales -ya que su naturaleza se ha desarrollado hasta el punto de tener sensaciones de lo que es penoso o agradable y de poder significar esto los unos a los otros-; pero el lenguaje tiene el fin de indicar lo provechoso y lo nocivo y, por consiguiente, también lo justo y lo injusto, ya que es particular propiedad del hombre, que lo distingue de los demás animales, el ser el único que tiene la percepción del bien y del mal, de lo justo y lo injusto y de las demás cualidades morales, y es la comunidad y participación en estas cosas lo que hace una familia y una ciudad-estado."

lunes, 19 de enero de 2009

I have a dream

Enero de 1990. Por lo menos hay un metro de nieve en la calle. Veo desde una ventana estrecha, con piringulitos de hielo en su vano, cómo circulan a su velocidad habitual esos coches enormes, tragadores de gasolina, en dirección a Boston. Mi casa está sobre la misma colina que ocupa el hermosísimo campus de Holy Cross. Las coníferas están forradas de hielo y cubiertas de nieve.

Viven en la casa profesores lectores de muchas lenguas: de francés, italiano, ruso, chino, alemán, español... Todos compartimos por un año la experiencia americana y aprovechamos para ir a clases. Todos estamos en ese feliz momento en que nuestras vidas profesionales están empezando a tomar una senda, con nuestros títulos recién conseguidos en nuestras universidades de origen. La convivencia con alumnos y profesores de Massachussets es enriquecedora, como lo es ir a aburrirte en un partido de fútbol americano, ir a un musical en Boston (a una hora de distancia), pasear por una calle atiborrada de nieve a -25º C o comprobar cómo muchas de nuestras reacciones ante la forma de pensar y de vivir de los yankees (en Nueva Inglaterra lo son a mucha honra) son comunes vengamos nosotros de Baviera, Nantes, Milán, Moscú, Salamanca o Pekín.

Muchos fuimos a clases de Relaciones Internacionales en la especialidad de Ciencias Políticas. El mundo acababa de ver la caída del muro de Berlín. En navidad habíamos volado algunos a California y yo había visto en la prensa local la foto de un Ceaucescu ensangrentado.



6 comentarios:

Maripuchi dijo...

La oratoria debería ser un arte manejada con soltura por cualquier político.
No se trata sólo de que ilusionen con sus proyectos, evidentemente también tienen que ser buenos gestores... pero es tan bonito soñar ¿eh?

Dardo dijo...

¡Esa ilusión. Esa ilusión!. Me importa contrastar la diferencia con que se encara el futuro en USA - pese al panorama de crisis - y el pesimismo de aquí.

J. G Centeno dijo...

No quiero desilusionarte pero me temo que va a quedar en eso, en un sueño.

animalpolítico dijo...

Tienes razón, Maripuchi, pero las dotes oratorias, lamentablemente, escasean cada vez más. ¡Y son tan importantes...!

animalpolítico dijo...

Dardo, la verdad es que el pesimismo de aquí no será por Zapatero...

Permíteme que te diga, pero salvo el PP, que parece el aguafiestas perenne, y los medios que le secundan/machacan/secundan, la progresía hispana está conforme no con la crisis, pero sí con el modo de encararla. Más o menos.

Tengo amigos de distintos países y varios han ido a casa por Navidad y han vuelto comentando que en sus países hay mucho más pesimismo que aquí. Que los españoles estarán preocupados, pero siguen con el mismo espíritu de siempre.

Lo de USA con Obama es otra cosa.

animalpolítico dijo...

Bolche:

No me irás a decir ahora que la utopía o la ilusión son poca cosa...