Campaña virtual

Estaba sentado en el jardín. Eran las siete de la tarde. A la sombra de mi árbol favorito, aunque realmente no había mucho sol. Amenazaba tormenta. Creo que había unos dieciocho grados, una temperatura ideal. Cantaban los pájaros.

La hierba está alta, en esta época crece muy deprisa. Y mojada, por la tormenta del día anterior. Hay rosas a punto de salir. Se respira paz. Se ensanchan los pulmones. Tendré que seguir con el trabajo y subir al ordenador, pero estos pocos minutos de silencio son una delicia.

De pronto... ¡tachán, tachán, tataratachán, tachín, tachín, tatarachín...! Vota Partido Popular, bla, bla, bla, bla... Un enorme vehículo con gaviotas naranjas circula con potentes altavoces por nuestra calle. La propaganda del PP multiplica por cinco la de cualquier otro partido. Es lo que tiene lo de las donaciones anónimas. La de IU viene incluso en blanco y negro y papel reciclado.

Sé que no es muy razonable, pero sentí que invadían mi intimidad de un modo muy poco considerado. Supongo que tiene que ver con mis preferencias. Pero me pregunto, ¿tanto beneficiará a los partidos este tipo de actividades? Lo de los mítines lo entiendo más. Lo de los programas es elemental. Pero ¿esto?

En éstas me debatía cuando ví la viñeta de Forges en El País. No soy muy dado a ello, pero me reí a carcajadas yo solo. ¿Me había leído la mente?

La "campaña" popular la están dirigiendo los asesores que han determinado la estrategia del partido estos tres años. Su apuesta es muy clara: huida hacia adelante. Todos aquellos temas que han irritado profundamente a la izquierda, en primera línea. El objetivo es movilizar a los propios y “apuñalar al adversario hasta que se desangre", en feliz y moderada expresión del extremocentrista que anima las mañanas radiofónicas. De este modo, calculan, el votante progresista, hastiado de un debate rastrero y de ínfimo nivel, preferirá ir al campo, al rastro o seguir el apasionante final de la Liga de fúrgol.

Eso sí, también se permiten criticar, en la manifestación más clara de la realidad vista a través de un calcetín, que "durante los tres años de legislatura no haya debatido con Zapatero de temas como la educación, la sanidad o la economía sino que, continuó, los ejes hayan sido la 'negociación' con ETA, el modelo territorial y la memoria histórica.'Hemos debatido de reglas de juego, ese es el verdadero drama de la legislatura: se ha debatido sobre lo que es España, si se negocia o no con terroristas', señaló". Yo es que... no puedo pestañear. Lo leo, lo proceso, lo leo, lo proceso y... no lo capto, no lo pillo, no lo cojo, no lo entiendo. Debe ser que como en esta legislatura los socialistas han acorralado al PP, han crispado a la población, han roto España, han roto el Pacto Antiterrorista, han tapado la verdad del 11-M, han dado la independencia a Cataluña, se han rendido a ETA, han dividido a los españoles, han roto todos los consensos de la transición, también han impuesto la agenda y no han querido debatir de otros asuntos que son los que preocupan a los españoles. Zapatero se ha pasado la legislatura, como todo el mundo sabe, sacando en el Congreso el tema del terrorismo y de la ruptura de España... ¿O no era así?