Aristóteles, Política (1253a):

"Según esto es, pues, evidente, que la ciudad-estado es una cosa natural y que el hombre es por naturaleza un animal político o social; [....] Y la razón por la que el hombre es un animal político (zôon politikón) en mayor grado que cualquier abeja o cualquier animal gregario es evidente. La naturaleza, en efecto, según decimos, no hace nada sin un fin determinado; y el hombre es el único entre los animales que posee el don del lenguaje. La simple voz, es verdad, puede indicar pena y placer y, por tanto, la poseen también los demás animales -ya que su naturaleza se ha desarrollado hasta el punto de tener sensaciones de lo que es penoso o agradable y de poder significar esto los unos a los otros-; pero el lenguaje tiene el fin de indicar lo provechoso y lo nocivo y, por consiguiente, también lo justo y lo injusto, ya que es particular propiedad del hombre, que lo distingue de los demás animales, el ser el único que tiene la percepción del bien y del mal, de lo justo y lo injusto y de las demás cualidades morales, y es la comunidad y participación en estas cosas lo que hace una familia y una ciudad-estado."

martes, 11 de diciembre de 2007

Clonmacnoise

Aquella mañana de febrero de 1989 nos subimos a un tren que nos llevaba desde Dublín hacia la costa oeste de Irlanda, a pasar un fin de semana de Bed and Breakfast, exploración de la costa, visita de acantilados, playas, cafés, scones, pueblos de pescadores, inscripciones ogámicas y castros de la edad del hierro. El tren cruzaba la campiña neblinosa con agilidad. Las llanuras onduladas, la tierra de Eire, verde y solitaria, los minúsculos pueblos, los yermos paisajes lunares del despoblado oeste.

A medio trayecto, no lejos de Clonmacnoise, a la vista de un nuevo conjunto de cruces célticas, llegó a mi pituitaria el aroma de Colombia. El cafetito. Ni corto ni perezoso, galante maragato con estómago vacío, ofrecí a mi compañera de fatigas acercarme a la cafetería del tren y traer sendos zumos colombianos. Estaba en la otra punta del tren, a la cola. Trabajosamente llegué hasta allí y compré dos cafés, y dos magdalenas. No fue fácil el camino de retorno. Entre el traqueteo del tren, las curvitas, cruzar el padre Shannon, los viajeros, los codos, los pies, los cambios de ritmo y demás, fue todo un logro llegar 'ileso' a mi asiento. Me senté, nos pusimos el azúcar, le dimos vuelta a aquello con el palito que te dan por el mundo de Dios (que no parece de Dios si no te dan cucharilla), le eché la 'cream', los dos dedales que te endilgan cuando pides leche, y cogí la magdalena. La mojé, como mandan los cánones, bien mojada, como es preceptivo. Estaba ya paladeándola en mi mente, segregando jugos gástricos, cuando sucedió lo que tenía que suceder. Tanto nadar para morir a la orilla. La miel en los labios. El exceso de humedad y de temperatura quebró la magdalena goidélica. Se derrumbó tal como lo haría un iceberg en las frías aguas antárticas (con permiso del primo del Sr. Rajoy), con la misma fuerza y virulencia. Ello, además del efecto directo de la zambullida (el café en todas direcciones), pulverizó el equilibrio milagroso del vasito de cartón en mi regazo. Se volcó el océano ardiente por encima de mi barriga. El hermoso jersey de punto elaborado por las manos amorosas de mi madre dejó filtrar el líquido colombiano. Primero vino el calor, luego la humedad. Primero me quemé, luego me quedé helado... (para el resto del día). La mezcla humeante, dulzona y pringosa de la magdalena del norte, el café del trópico y el jersey de mamá fueron mudos y estupefactos testigos de la llegada de un camarero uniformado con las elegantes galas de los ferroviarios de la isla esmeralda. Ofrecía cafés a domicilio, con una sonrisa y su mejor hiberno-English.

No sé por qué recordé mis sensaciones de aquella mañana cuando al leer esto, me paré a pensar en el primo del primo de Rajoy, en D. Mariano Rajoy Brey, y en su ardua entrega a lo largo de esta legislatura, y en el final que se barrunta. ¿Cómo se habrá producido tal asociación? ¿alguna idea? ¿alguien se presta al psicoanálisis?

7 comentarios:

Maripuchi dijo...

Nu sé qué estará pensando...
Esta mañana, en cambio, leí ésto otro... y me dio mucha risa, porque, como bien sabes (y si no lo sabes, te lo digo, que yo sí lo sé), los partidos políticos son los que mejores estadísticas de intención de voto manejan. Llegan a tal punto que salvo bomba atómica, conocen hasta el nº de concejales, diputados, etc... con horquillas de error mínimas.

Básicamente, tiene que estar p'al arrastre...

Dardo dijo...

Ja,ja.... ¡Qué bueno, Animal, qué bueno!. La entrada muy agradable; debería de pagarte la oficina de turismo de Irlanda, lo que pasa es que la mente es caprichosa y has querido transferirle tu percance al pobre de don Mariano como metáfora de lo que tú esperas que se traduzca su afán electoral. La forma en que lo has dicho no puede disgustar a nadie; y encima nos reímos todos.

Blanca dijo...

Y además, acabo de oir que la COPE ha perdido 100.000 oyentes...

Realmente, los españoles están hasta los cohone de esa panda... y hoy, erre que erre, el señor ese de las orejas de soplillo, vuelta con la matraca... ¿pero no se cansan de atorrar al personal?

animalpolítico dijo...

Lo bueno de esto, Maripuchi, es que incluso se equivocan en la estrategia. Una sensación desbordada de victoria socialista es negativa para las opciones electorales del PSOE. La única encuesta que vale es la de las urnas, y no hay mejor campaña para los intereses de la izquierda que el temor de que el PP, este PP, pueda ganar.

De modo que, adelante, yo les aliento a que sigan así.

animalpolítico dijo...

Gracias, Dardo, un poco es esa la idea. Reconozco que tu costumbrismo virtuosista ha despertado en mí esta vieja vena. Ya he usado este tipo de parábolas antes. Creo que es un modo simpático de presentar algo que tienes en mente, de modo respetuoso para todos. Algo que no sobra dado cómo está de cargado e irrespirable el ambiente muchas veces.

En lo de que Irlanda me pague algo, secundo la moción... Aunque ya me pagó, con un año inolvidable, recién licenciado e iniciando el doctorado.

animalpolítico dijo...

Blanca, ayer, tras oir los datos del EGM en la SER, con los datos del Pulsómetro en la mente, escuché los cinco minutos cotidianos a Jiménez Losantos. Y encontré una nueva aplicación a la palabra, al adjetivo, 'patético'.

Saludos

Freia dijo...

Pues siga Vd. Animal en la línea parabólica. Se agradecen el coffee break (colombiano, naturalmente) con lo tenso que está el ambiente.

Salud