Pastor de asnos

Asinarius es un sustantivo latino que significa "pastor de asnos", "burrero". Por las maravillas de la evolución fonética romance, el término desemboca en el moderno "Aznar".

El sr. Aznar tiene serios problemas psicológicos. Es mi impresión de lego en esta ciencia del alma humana. O quizá el sr. Aznar sea simplemente un desalmado.

Estoy convencido de que sabe perfectamente que todo lo que ha dicho siempre acerca de Irak es una pamplina que le convino defender para poder poner los pies encima de la mesa del sr. Bush, hoy apestado incluso en las filas de su propio partido, y enfrentado incluso con su padre, el previo presidente Bush, a propósito de la guerra y sus errores de planteamiento, oportunidad y realización.

El propio Bush Jr. está corrigiendo sus tácticas en Irak, modelando opiniones, reconociendo errores. Pero Aznar no. Aznar no se arrepiente de nada en torno a la guerra. No ha entendido aún que los españoles no lo siguieron en ese desvarío, que probablemente le costó el gobierno. Desde el momento cero más de un 90% estaban en contra.

Su visión valleinclaniana de la historia dice, no obstante, que la oposición a la guerra fue una deslealtad del PSOE. Amigos, olvidemos la democracia y otorguemos el poder a un iluminado por la gracia de Dios. Otra cosa es deslealtad.

Cuando gobernaba él, todo lo procedente de la oposición era deslealtad. Con ellos en la oposición, la deslealtad es ahora del gobierno del PSOE, que no actúa a su dictado. "¡Qué desleales caprichosos estos enojosos individuos que se empeñan en equivocarse!", piensa nuestro viejo pastor.

Pero lo peor es la mierda y la mentira. El PSOE fue desleal con el 11-M, dice, y tarde o temprano pagará por ello, sostiene. La historia de España está llena de sombras vergonzantes y vergonzosas. Pero, sr. Aznar, una de las peores traiciones a la verdad y a la justicia se produjo como una fría decisión personal suya a pocas horas del atentado de Atocha. Con los cadáveres aún calientes, con las familias en interminable viacrucis hospitalario en busca de sus seres queridos, con los españoles encogidos en su alma, con el mundo enviándonos su aliento, un nefasto 11 de marzo usted decidió hacer negocio. Porque lo que más le importaba era ganar el 14. Porque usted sabía que los españoles estaban contra la guerra de Irak y esto se lo iba a recordar. Porque usted supo en las municipales y autónomicas de un año antes que se había salvado por los pelos y por la baja participación. Por eso se inventó usted (de acuerdo con su traje a medida de salvapatrias barato que no negoció ni se rindió a ETA sino sólo trató de constatar que era ETA la que se rendía) la hipótesis de ETA y nos la vendió todo lo que pudo (engañando a la prensa y a la ONU en el proceso) durante tres nefandas jornadas de dolor, estupor, indignación y dos líneas principales deeeee investigación.

Pero fue más difícil de lo que parecía. Porque los españoles no se tragaron una rueda de molino del calibre de una Kangoo con cintas de cassette en árabe. Nos llevó a la guerra de Irak y trató de embaucarnos con el 11-M. La respuesta fue ponerles a ustedes de vuelta a Génova...

Eso sí, usted siguió incitando a su pléyade de serviles intoxicadores, que disfrutaron con fruición y beneficio crematístico simpar en la empresa del engaño masivo, aunque para ello tuvieran que desautorizar a policías, guardias civiles, jueces, fiscales... y desestabilizar a una joven e inexperta democracia. Y ha seguido durante más de cuatro años tratando de volver la realidad del revés, como a un calcetín, y prefiere seguir acusando, HOY, a los socialistas de "deslealtad" en torno al peor atentado de la historia de Europa, sucedido, sr. Aznar, bajo su gobierno.

Los socialistas, a quienes amigos suyos o pseudoperiodistas de baja estopa, han señalado como cómplices del atentado, maquinadores del atentado, autores del atentado, han sido desleales... Usted, ustedes, no.

Los socialistas, a la sazón en la oposición, sólo reaccionaron tímidamente ante la catarata del engaño masivo evidente de un gobierno dirigido por una persona sin escrúpulo moral alguno. La moralidad sí importa, sr. Aznar. Nos importa a todos, católicos practicantes o no. Los "pecadillos" de los ciudadanos, que no del PSOE, hartos de su prepotencia, si acaso, serían veniales, sr. Aznar. Se manifestaron ante las sedes del PP. Sí. Se manifestaron y les dijeron cosas poco bonitas. Supongo que cree usted en el noble concepto de la libertad de expresión. Supongo que incluso cree en él cuando son los demás los que se expresan.

¿Qué me dice usted de la deslealtad que encierra tomar una decisión en contra de la voluntad popular y no asumir sus consecuencias? ¿engañar fríamente a la ciudadanía en lo relativo a la autoría para ganar unas elecciones? ¿propiciar la conspiranoia, perpetuar la sinrazón, dar alas al falso periodismo para crear un mundo mátrix?

¿De qué mierda de deslealtad me habla, sr. pastor de burros?