Etimologías: del significado verdadero
Hoy es el décimo aniversario del secuestro y muerte de M. Ángel Blanco. Pero no voy a escribir sobre esto. Ya lo hice aquí, aquí y aquí, al menos. Nada ha cambiado desde mis escritos. Todo ha cambiado desde hace diez años.
Hoy prefiero hablar de etimologías culinarias. La palabra etimología significa literalmente 'significado verdadero'. El perejil (Petroselinum crispum) es una planta herbácea del género Petroselinum dentro de la familia Apiaceae. Se distribuye ampliamente por todo el mundo, cultivada como condimento culinario. Se encuentra naturalizado en huertos, jardines y a veces en márgenes de caminos, muros, cultivos, etc. de toda Europa y en parte de Asia, aunque tiene su origen en la isla de Cerdeña. Forma una roseta empenachada de hojas muy divididas, alcanza los 15 cm de altura y posee tallos floríferos que pueden llegar a rebasar los 6 dm con pequeñas flores verdeamarillentas. Su cultivo se conoce desde hace más de 300 años, siendo una de las plantas aromáticas más populares de la gastronomía mundial. Esta planta tiene un nombre semejante en muchas lenguas de nuestro entorno. Alemán: petersilie; Catalán: julivert, Francés: persil; Gallego: perexil, pirixel; Inglés: parsley; Italiano: prezzemolo; Portugués: salsa, salinha; Vasco: perrexil; Hebreo: פטרוזיליה ; Griego moderno: Μαϊντανός.
El origen del nombre más usado es el latín tardío 'petrosilium', en el origen del occitano peressil y las formas de la mayoría de lenguas europeas. El término en latín clásico sería petroselinum, derivado de un original griego que significaría algo así como 'perejil de piedra'.
De todos es conocido que el bravo Ulises, en su odiseico regreso desde Troya para reencontrarse con su amada esposa vagó por el Mediterráneo durante diez largos años, con todo tipo de vicisitudes y sufrimientos. Uno de estos 'sufrimientos' los pasó en la mítica isla de la ninfa Calipso (que en griego suena parecido a un verbo que significa 'ocultar': kalípto), en cuyos brazos se consolaba... Hay una larga tradición de tratar de identificar los lugares míticos de la Odisea con lugares reales del Mediterráneo occidental. De ahí surgió la idea de ubicar la isla de Calipso en el islote de Perejil, a la que se abonó el bueno de D. Miguel de Unamuno, a la sazón catedrático de Griego en Salamanca.
Y es que hoy también es el aniversario de una hazaña bélica sin par, digna de figurar en todas las memorias y monumentos. Tal día como hoy hace cinco años, siete gendarmes marroquíes ocuparon la isla de Perejil, hoy un islote deshabitado, sito en el estrecho de Gibraltar, a unos 200 metros de la costa de Marruecos y a unos 8 km al noroeste del núcleo urbano de Ceuta. El islote tiene unos 500 m de largo por 300 m de ancho. Un canal de media milla la separa del continente. Entre la isla y la tierra firme, está el fondeadero de Perejil, que puede dar cobijo a pequeñas embarcaciones, que ha sido utilizado tanto por pescadores que en mal tiempo buscaban su protección, como por contrabandistas. Se encuentra deshabitada, y apenas tiene algo de flora o fauna.
Marruecos no acepta la soberanía española. La situación jurídica del islote es oscura, ya que, oficialmente, no es ni parte de la ciudad autónoma de Ceuta ni considerado plaza de soberanía, aunque históricamente se consideró posesión española.
La 'invasión' marroquí provocó un incidente diplomático en las ya tensas relaciones del reino alauita con el gobierno de Aznar. España fue apoyada por la mayoría de los países de la Unión Europea con la excepción inicial de Francia y Portugal. En la mañana del 17 de julio, en la llamada Operación Romeo-Sierra, códigos radiofónicos de las letras R y S, Recuperar Soberanía, y cuyo coste final fue de casi un millón de euros, los infantes de marina marroquíes fueron desalojados sin oponer resistencia alguna por tropas españolas pertenecientes al Mando de Operaciones Especiales (MOE) del Ejército de Tierra, en una acción conjunta con la Armada, que desplegó numerosos buques, y el Ejército del Aire, que proporcionó cobertura con aviones F/A-18 con base en Morón, Sevilla.
La 'invasión' marroquí provocó un incidente diplomático en las ya tensas relaciones del reino alauita con el gobierno de Aznar. España fue apoyada por la mayoría de los países de la Unión Europea con la excepción inicial de Francia y Portugal. En la mañana del 17 de julio, en la llamada Operación Romeo-Sierra, códigos radiofónicos de las letras R y S, Recuperar Soberanía, y cuyo coste final fue de casi un millón de euros, los infantes de marina marroquíes fueron desalojados sin oponer resistencia alguna por tropas españolas pertenecientes al Mando de Operaciones Especiales (MOE) del Ejército de Tierra, en una acción conjunta con la Armada, que desplegó numerosos buques, y el Ejército del Aire, que proporcionó cobertura con aviones F/A-18 con base en Morón, Sevilla.
Tras la heroica acción el islote volvió al statu quo previo al 11 de julio: ha quedado de nuevo desierto, no existiendo ningún tratado bilateral o multilateral que acuerde quién tiene la soberanía sobre el islote. Éste es el brillante resultado, el significado verdadero, la etimología de una política exterior seria, de un país serio y amigo del emperador... no como ahora, que estamos en manos de Chaves, Castro y Evo Morales, el del jersey, y ZP anda con buenismos ridículos como ése de la Alianza de Civilizaciones...
11 comentarios:
Un millón de euros que se podrían haber invertido en construir una escuela de educación especial, un parque infantil, un conservatorio de música, repoblar un bosque, ayudar a deportistas, becar estudiantes ......
Oh, rediós bendito, el sr. Animal disertando con obvias dosis de cinismo sobre una de las más gloriosas gestas del imperio español. ¿Acaso no queda nada sagrado en este país?
Baste decir, como colofón, que los mismos bravos y aguerridos políticos que decidieron la operación de defensa del irrenunciable pedrusco, decidieron asimismo apoyar entusiásticamente la invasión de un país propiedad de un tirano con armas de destrucción masiva y con vínculos transparentes y meridianos con el terrorismo integrista, como el tiempo ha demostrado contundente e irreprochablemente.
Luego vino lo que vino, centenares de miles de muertos mediante, un planeta más feliz: nos llena de orgullo y satisfacción declarar que vivimos hoy en un mundo considerablemente más seguro.
Gracias Josemari.
P.D. ¿Alguien sabe, de verdad, como está el tema de La Haya?
Aparte del coste, que, pese a lo que cuentas es lo menor, creo que lo más grave es aparecer a los ojos del mundo árabe como potencia colonial agresora del Islam. No digo que tendrían que haber consentido la ocupación del islote. Digo que tenía que haberse llegado a una solución menos dramática. En eso consiste la utilidad de la diplomacia. Y estoy convencido, además, de que no se hubiera llegado a esto si el gobierno de Aznar no se hubiera comportado con la prepotencia que lo hizo con nuestros vecinos del sur en los diferentes asuntos en los que las relaciones se tensaron: los pescadores, la Unión Europea, etc.
Todos sabemos en qué desembocó la visión de España como agresor...
Fogars, lo que pasa es que soy un progre de pacotilla, traidor a las esencias patrias, practicante y creyente en el buenismo ridículo y poco permeable a las gestas militares... En fin, la decadencia de la raza.
¡¡¿¿Cinco años han pasado solamente??!! Madre mía, si me parece que hace una eternidad que ocurrió esto. En su momento me pareció una estupidez, una muestra absurda y desproporcionada de fuerza y un ejemplo muy gráfico de la incapacidad del gobierno español de resolver las cosas con diplomacia. Claro, visto ahora no extraña que Aznar se metiese en la guerra.
Eso sí, visto por otro lado, qué ganas de tocar las narices tenía el gobierno marroquí...
Claro que sí, Scout, nadie está poniendo el gobierno marroquí como algo ejemplar. Pero se espera de un país moderno y civilizado, como se supone que es el nuestro, que sepa comportarse con elegancia y diplomacia por el mundo, sin paternalismos con los que consideras más débiles. Que le pregunten a Vicente Fox o a Castro la opinión que les merecía Jose Mari.
Reconozco, Animal, que la izquierda (cuanto más radical, en mayor cuantía) adolece de una inseguridad crónica en materia de defensa. Doy en esto algo la razón a don Luis Solana (aunque creo que él se propasa un poco con su intento de que pensemos en clave de defensa).
Lo del islote de Perejil es de esos ejemplos que valen poco para poner a prueba las que yo llamaría "teorías-tic" de la izquierda, esto es unas argumentaciones que salen casi automáticamente a partir de unas cuanta ideas generales sobre la paz y la concordia entre los pueblos (pasando por encima de los gobiernos). Y digo que ese ejemplo vale mal para testear porque, al fin y al cabo, el objeto de ambas acciones militares (la marroquí y la española) era tan insignificante que mientras para Marruecos sí tenía valor demostrativo (para "tocar las narices", como dice doña Scout, vale cualquier cosa), para España no lo tenñia tanto. O sea, que hacer lo que hizo el gobierno de Aznar no le colocó a la cabeza de las naciones mandonas militarmente en el mundo, y a cambio dejó un flanco ridículo al descubierto. Muchos fueron los chistes al respecto.
Lo de la isla Perejil fue un sainete, pero ¿qué nos parecería bien y qué nos parecería mal hacer en caso de que los siete gendarmes (o, digamos, trescientos de ellos) hubieran entrado en Ceuta? Tengo claro lo que diría y haría el PSOE, incluso IU, ero ¿qué pensaríamos y propondríamos los que nos situamos más a la izquierda?
Esa duda reconozco que me corroe.
Y a mí también me corroe...
Pero la disputa sería a propósito de una ciudad, con sus habitantes, sus instalaciones y su simbología, con una situación jurídica clara en el plano internacional. No es lo mismo, como dice la canción, que un islote deshabitado, con cuatro cardos, y con una situación jurídica en el limbo y del que desconozco qué valor / utilidad puede tener para nuestra bien loada patria...
Ciertamente, Animal, por eso decía que no era el mejor ejemplo. Pero quería yo ladinamente introducir este otro aspecto de la cuestión, que me preocupaba más, por ver si la luz se hacía a mi alrededor.
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